martes, 6 de noviembre de 2018

Deshaciendo mitos


El esfuerzo que se hizo durante la II República a favor de la educación pública no tuvo precedentes hasta ese momento, pero hay algunos mitos sobre la política educativa de los diversos ministros que no se sostienen a la luz de las fuentes estudiadas. Vaya por delante que los principales ministros de educación durante la II República fueron Marcelino Domingo, Fernando de los Ríos y Filiberto Villalobos, este último durante dos momentos distintos del bienio conservador y el primero durante el bienio social-azañista y tras el triunfo del Frente Popular en 1936. Sin embargo fue Fernando de los Ríos el ministro de educación que más tiempo estuvo al frente de dicha cartera.

Uno de los asuntos que destaca, y que tiene una patente actualidad, es el de la enseñanza en las lenguas vernáculas de las respectivas regiones o comunidades autónomas. Respecto a la enseñanza del catalán en Cataluña se estableció que para los párvulos las clases se impartirían exclusivamente en la lengua materna, e igualmente en las escuelas primarias, ya fuese el castellano o el catalán. A partir de los ocho años a todos los alumnos se les enseñaría la lengua castellana.

Otro de los mitos es el de la enseñanza religiosa: la legislación republicana rompió con le ley Moyano de 1857, consecuencia del Concordato de 1851, por la que se establecía la enseñanza religiosa en la escuela.  La Constitución de 1931 prohibió la enseñanza de las órdenes religiosas y el Estado disolvió la Compañía de Jesús. Aquella prohibición, en realidad, nunca llegó a cumplirse por la dificultad (y arbitrariedad) que entrañó, de forma que los clérigos con titulación universitaria siguieron impartiendo clases en centros distintos a aquellos que el Estado había incautado. Debe tenerse en cuenta que la II República no expulsó a la Compañía de Jesús, como ocurrió en el siglo XVIII de acuerdo con el papa Clemente XIV, sino que la disolvió, por lo que muchos jesuitas, bien formados, fueron los que siguieron impartiendo clases en sus centros no como jesuitas, sino como titulados para ejercer la docencia.

La derecha, entre 1934 y 1935, echó abajo la coeducación siguiendo las enseñanzas del papa Pío XI: “erróneo y pernicioso… es el método llamado de la coeducación… que trueca la legítima convivencia humana en una promiscuidad de igualdad niveladora", (encíclica “Divini Illius Magistri”, de 1929).

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: