sábado, 17 de noviembre de 2018

Jueces


No conozco ningún método mejor para la elección de los miembros del Consejo del Poder Judicial que el que sean elegidos por el Parlamento, que representa al pueblo español. Si por mí fuese todos serían elegidos por el poder legislativo oídas las asociaciones de jueces y fiscales.

Creo que el poder judicial es independiente en España, o por lo menos tan independiente como en cualquier país democrático, sin perjuicio de que existan sentencias que no nos gusten (porque gustarán a otros).

Se habla estos días de que se ha dado publicidad al nombre del magistrado que ha de ser Presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo sin que todavía lo hayan elegido los vocales de dicho Consejo: es una imprudencia por parte de quien lo haya hecho, máxime si tenemos en cuenta que son esos vocales los que pueden hacer ver que realmente son independientes votando en conciencia y no atendiendo a consignas de ningún tipo. ¿Serán atendidas esas consignas de existir? Entonces la elección del Presidente es cosa de los jueces y magistrados, de nadie más. No es el Parlamento el que incurre en vicio, sino los jueces que se prestan (si así lo hacen) a ser instrumentalizados.

¿Qué pasaría si la mayoría progresista (eso se dice) que compondrá el Consejo del Poder Judicial, votase a un Presidente progresista y no al conservador anunciado. Pues que muchas bocas se tendrían que callar. Muy probablemente tal cosa no ocurrirá, con lo que se dará pábulo a lo de que las consignas si funciona: repito, es cosa de los magistrados que las acatan, de nadie más.

Podría establecerse un método de escalafón (como en los militares) para que los jueces y magistrados pudiesen alcanzar, mediante concurso, las altas instituciones del poder judicial, pero quizá este método plantease otros problemas en los que no entro por no ser ducho en la materia. Que el órgano de poder de los jueces sea elegido por el Parlamento parece lo más democrático y justo.

No es cierto que este sistema haya sido un coto cerrado para los dos partidos hegemónicos en España: siempre –salvo en una ocasión- han participado en los pactos para elegir al Consejo otros partidos como el PNV, CiU, la minoría canaria, Izquierda Unida, ahora Podemos… Lo que quiere decir que la composición del Consejo no suele ser cosa de la voluntad exclusiva del Partido Socialista y del PP, sino de otros minoritarios. Como debe ser.

Pretender que no haya puntos de contacto entre los poderes del Estado es absurdo: en el Reino Unido la Cámara de los Lores actúa como Tribunal Supremo en determinados casos (recuérdese el asunto Pinochet). En Estados Unidos el Presidente nombra a altos cargos judiciales (me parece el peor ejemplo de separación de poderes) y así ha sido siempre hasta que, en las últimas décadas, la independencia judicial está garantizada salvo cuando un juez no quiere ser independiente y se deja arrastrar por esta o aquella influencia. Eso es ya otra cosa.

L. de Guereñu Polán.


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