Aquellos que teniendo
la oportunidad de elegir como Presidente de su Comunidad a don Ángel Gabilondo,
no lo han hecho, han ejercido su libertad, pero han preferido, también, la
mediocridad a la inteligencia, el continuismo conservador al cambio progresista,
la mezquindad a la honorabilidad en el ejercicio del servicio público.
Se me dirá que el señor
Gabilondo encarna una ideología o una de las corrientes del socialismo tal y
como se entiende en el mundo moderno, pero dicho personaje encarna además una
actitud de respeto, un talante de generosidad, una capacidad y experiencia
probadas, una honradez que no todos pueden mostrar de sí mismos.
¿Puede compararse el
señor Gabilondo con cualquiera de los demás candidatos a presidir la Comunidad
de Madrid? Pueden compararse, pero de dicho ejercicio, a buen seguro, muchos
estarán de acuerdo en considerar que en el personaje citado se concitan
virtudes que los demás no tienen. La candidata del PP encarna la frivolidad y
la inexperiencia, además de no sentir vergüenza por pertenecer a un partido
condenado por corrupción, no haberla denunciado nunca en sus propias filas y ni
siquiera acordarse de los muchos casos en los que sus compañeros están
incriminados.
Hay cierta izquierda –no
solo en Madrid sino en toda Europa- que solo se reconoce como tal si un caudillito
por aquí y otro por allá comandan a una pequeña tropa: es lamentable que para
el Ayuntamiento de Madrid se hayan presentado varias candidaturas de izquierda
más allá de las ya existentes cuando el mandato de la señora Carmena empezó. Es
lamentable que lo mismo haya ocurrido para presidir la Comunidad de Madrid. ¿No
está claro quién podrá coordinar mejor los trabajos para el Madrid de los
próximos cuatro años?
El Partido Popular,
encarnación de la corrupción en España, ha tenido al frente de Madrid
(Comunidad) a lo peor de esa opción política: la señora que ha nombrado a más
sinvergüenzas al frente de importantes consejerías públicas, a una ratera de
poca monta que además falsificó documentos públicos para favorecerse, a un
tránsfuga en el sentido más miserable que imaginarse pueda, cuando más daño se
puede hacer a los propios compañeros…
Si el señor Gabilondo
no es elegido Presidente de la Comunidad de Madrid (y lo veo negro) se habrá
perdido una ocasión de oro –como se perdió hace cuatro años- para que Madrid
mejore y con él sus habitantes. Entonces solo puedo desear que el Partido
Socialista cuente con él para algunas de las más altas responsabilidades del
Estado.
L. de Guereñu Polán.
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