lunes, 4 de noviembre de 2019

Adivinanza

Imaginemos que el día 10 próximo los resultados electorales son los siguientes: el Partido Socialista gana con claridad pero sin poder valerse por sí mismo para formar gobierno; el PP se reparte los votos de la derecha con Ciudadanos con ventaja para aquel; los del señor Iglesias pierden posiciones en favor de los del señor Errejón; la extrema derecha mejora algo, solo algo, sus resultados; los nacionalistas vascos y catalanes siguen igual y a lo suyo; ciertas minorías se quedarán, cada una, con un escaño y poco más. 

El Parlamento estará tan fraccionado que no faltarán quienes pongan precios altísimos para dejar formar gobierno. En el Senado los escaños se los repartirán dos y poco más. 

Si así fuese, no veo por que no se habría de intentar una investidura pactando a derecha y a izquierda (excepto con Vox y las Cup, que vienen solo a hacer el gamberro en la sede de la soberanía nacional).

Vendrían entonces los voceros del "ya lo dijimos", pero esto duraría solo unos meses. Si a derecha y a izquierda no hay voluntad de respetar el modelo de descentralización política, la unidad territorial de España, los presupuestos del Estado aunque estos no contenten ni a unos ni a otros (por ende una política tributaria a medias) y una política social mínima, en la que habría que contar, por lo menos, con la anuencia de los sindicatos de trabajadores, entonces es que España tiene un problema de hondísimo alcance, incluso de régimen, que merecería la movilización de la sociedad y de todas las organizaciones que quieran siga habiendo Estado, no una banda de activistas que creen que pueden hacer y deshacer sin miramientos.

Los intereses de 47 millones de españoles deben de estar por encima, y sin Gobierno, aunque inestable, no están a salvo dichos intereses. 

L. de Guereñu Polán. 

No hay comentarios: