Basta que un rifi-rafe
en el Congreso de los Diputados se haya producido, el cual no debiera ocupar ni
diez minutos de discusión política, para que la patronal española, y a su
frente el señor Garamendi, digan que rompen todo tipo de contacto para dialogar
con el Gobierno y los sindicatos de trabajadores, en orden a encontrar acuerdos
para una nueva legislación laboral.
Empecemos por decir que
la legislación laboral en vigor –salvo algunas reformas que ya ha sufrido-
aprobada por el gobierno del señor Rajoy, no fue pactada con nadie, excepto con la patronal dirigida por el predecesor del señor Garamendi.
Entonces no hubo problema alguno para los dueños de las grandes y medianas
empresas españolas; cuando se encuentra una disculpa fútil, entonces se cae el
cielo…
Al señor Garamendi no
le hemos oído nada sobre las condiciones en las que trabajan las camareras de
piso en los hoteles, ni sobre las condiciones en que trabajan los “riders”, que
si quieren tener seguridad social se la tienen que pagar ellos, que no tienen
horarios limitados, que tienen que poner ellos los instrumentos de trabajo. Al
señor Garamendi le debe de parecer muy bien la precariedad laboral, y que haya
personas que encadenan decenas de contratos de unas pocas semanas de duración
cada uno, durante un año.
Y no se oye a la
patronal ni al señor Garamendi nada sobre la siniestralidad laboral, especialmente
en la construcción, que clama al cielo, ni sobre las condiciones inhumanas en
las que trabajan muchos empleados en el campo, con salarios de miseria, sin
continuidad en el tiempo, sufriendo abusos por los que han de acudir a la
justicia ordinaria sin que la CEOE haya dicho esta boca es mía.
Al señor Garamenti y a
la patronal española no le parecen importar las condiciones de trabajo en las
que desarrollan el suyo muchos empleados del sector servicios, particularmente
en los supermercados, pero también en los hospitales privados, en las
residencias de ancianos, en muchos otros lugares donde llevarse unos euros a
casa cuesta un riñón.
Al señor Garamenti le
ha parecido muy bien que, de facto, haya desaparecido la negociación colectiva
con la legislación laboral del PP, se le hincha la boca al señor Garamendi
hablando de otros países donde la cultura empresarial es muy otra,
encontrándonos en España multitud de ejemplos, que saltan a diario a las
páginas de los periódicos, sobre comportamientos empresariales lacerantes.
Vuelva el señor
Garamendi y su CEOE a la mesa de negociación para defender sus intereses, que
en muchos casos son muy otros que los de la masa asalariada, compleja, diversa
y con una casuística de problemas que la patronal española no tiene entrañas
para comprender.
L. de Guereñu Polán.
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