Se
está planteando cambiar desde la monarquía parlamentaria a una república, como
si eso supusiera un cambio de sistema o una cuestión de fe, cuasi religiosa,
ambos planteamientos son erróneos.
Para no
engañar a nadie, empezaré por confesar que yo soy partidario de elegir y en
consecuencia poder cambiar al Jefe del Estado, por voluntad popular democráticamente
expresada. Pero para mí no es una cuestión religiosa sino fruto de la razón, en
consecuencia, nada de verdades absolutas, como ligar la propia existencia de
democracia a republicanismo.
Empecemos
por lo elemental, el sistema es democrático no por su título sino por sus
hechos. Miremos a nuestro alrededor para aclararnos. Existen democracias muy
consolidadas con la fórmula monarquía parlamentaria, con sus reyes, reinas y príncipes,
como Suecia, Noruega, Holanda, etc. y sus ciudadanos gozan de una democracia
que les está proporcionando un bienestar y un grado de libertad envidiables.
Simultáneamente existen republicas, con sus jefes del estado con el apelativo
de presidente, como Francia, Alemania, etc. con resultados similares para sus
ciudadanos. Y por continuar con las referencias, no están demasiado lejos, ni
en la geografía, ni en la historia, monarquías absolutas y dictatoriales
(quedan pocas) y repúblicas democráticas solo en el adjetivo (estas aún abundan).
¿De
qué modelo de jefe del estado estamos hablando? Para empezar, no todos los
jefes de estado son de elección directa por los ciudadanos, por ejemplo en la República
Federal Alemana, o la República Italiana, se elije por los Parlamentos, como
ejemplo alternativo, en la Republica Francesa o la República Portuguesa el Jefe
del Estado es de elección directa.
El
sistema de elección marca las diferencias fundamentales en las competencias,
como no podía ser de otra forma los elegidos directamente tienen competencias y
poder mucho mayores que aquellos elegidos en segundo grado. Y alguno de esos
poderes no son temas menores.
Todos
los jefes de estado representan la unidad nacional, incluso en las repúblicas
federales, casi todos son mando supremo de las fuerzas armadas y pueden
disolver las cámaras, con mayor o menor facilidad, pero solo los de elección directa
tienen capacidad de veto o bloqueo de las leyes y algunas decisiones aprobadas por
los gobiernos y parlamentos, e incluso nombrar directamente a altos funcionarios
y magistrados de otros poderes.
Y por
hablar de un tema muy comentado en estas últimas semanas, los de elección
directa suelen tener entre sus competencias convocar referéndums, a iniciativa
propia.
Supongamos
que ya tenemos las ideas suficientemente claras, como para afrontar la reforma
constitucional, que la mayor parte de españoles creemos necesaria, ¿cuánto esfuerzo
dedicamos al mono tema monarquía/republica?, ¿cuanto al problema territorial? y
¿al ejercicio efectivo por los ciudadanos de sus derechos básicos? Por mi parte
es evidente que al menos de una importancia similar, sino superior, al tema de
la jefatura del estado, tienen otros como fijar en la nueva Constitución mayores
garantías para el ejercicio y disfrute real de derechos básicos tales como
educación, salud y protección social (al menos en el mismo nivel
que la estabilidad presupuestaria), o el encaje territorial, que garantice un
mejor e igual servicio al conjunto de ciudadanos, y la exigencia de solidaridad
entre los 47 millones de españoles.
Y una penúltima
cuestión, y si se convoca el referéndum monotemático, lo ganan los partidarios
de la monarquía ¿se conformará Felipe VI con el ejercicio de sus funciones como
ha hecho su padre?, o una vez refrendado ¿reclamara un ejercicio de
competencias más acorde con los jefes de estado que pasan directamente por urnas?
Isidoro
Gracia
2 comentarios:
Si se celebrase el referéndum monarquía/república, que creo impensable hoy por hoy, ganaría la opción monárquica, con lo que se reforzaría la monarquía; todo lo contrario de lo que, al parecer, pretenden los que piden dicho referéndum.
Pues a tenor de las encuestas yo opino que ganaría la opción republicana.
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