Cada día que pasa se acumulan las razones para indignarse, flotando en
nuestro cotidiano como excrementos en un sanitario. En esto se está
convirtiendo la “política” degradada. En sinónimo de indignidad. La política
que amen de ejercicio noble es substancial para construir desde el entendimiento y la
democracia, fórmulas para la convivencia y
la organización de la sociedad.
La degradación intelectual de la
política, corre en paralelo con el escaso brillo de sus actores. La pobreza
discursiva se acantona en la injuria, la bronca, el demerito del contrario,
alimentándose de una retórica histriónica casi siempre frondosa en
contradicciones. La devaluación de la práctica política se evidencia en el paulatino
aceptar como normal la indiferencia ante los referentes éticos, jurídicos y
políticos necesarios para la existencia de una sociedad democrática,
Es imposible escuchar un
informativo que no muestre la putrefacción del sexenio negro. Robo sistemático,
expolio continuado, procesos electorales que cabe colegir adulterados por
financiaciones corruptas de campañas electorales, extorsiones y chantajes, desprecio
absoluto a la ciudadanía… Y la manía compulsiva del ladrón disfrazado de político
de permitirse dar lecciones de ética y de austeridad a los que son saqueados.
La derecha en el poder en el
sexenio negro, insolidario y casposo, tras apropiarse de la Constitución como
arma de guerra, tiene orgasmos
continuadas con el articulo 155 pero es ágrafa ante el Titulo I. “De los
derechos y deberes fundamentales” que refiere entre otras cosas, “la dignidad de
la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo
de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social” o el Capítulo III. De los
principios rectores de la política social y económica, donde el art. 50 es
taxativo, “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”...
Es infame la chulería de un
sujeto de ínfima catadura moral, “Rato”, prepotente, grosero y desafiante en
una comisión de investigación parlamentaria…Retando a sus señorías ufano de sus
desafueros e inmoralidades y de su aportación decisiva a quebrantar el sistema
financiero del país. La imagen desagradable de macarra de discoteca, pero con
bufanda de Pierre Cardín.
Es procaz la indecencia de la
diputada “Villalobos” que escupe en la cara a los pensionistas afeándoles por
vivir… Que ofende la inteligencia de los futuros pensionistas con recomendaciones
a que ahorren de sus salarios, en su gran mayoría muy por debajo de los 1000 euros, para un fondo de pensiones… Luego da como
solución…2 eurillos al mes de ahorro para llegar a un final holgado en la jubilación… Insolencia y
desvergüenza casi insuperable…Lo dice, “su señoría”, que lleva más de treinta años mamando de las
ubres del Estado. Su sesuda aportación es trabajar hasta los 80, pues ella está “divina
de la muerte” pese a sus duros trabajos bostezando y dormitando por los escaños
del Congreso, jugando con la Tablet (con cargo al erario público) al Candy Crush,
o con el móvil ( con cargo al erario público)… Llamando tontitos a los
discapacitados o diciéndole a “su”
chofer, "Vamos, Manolo" "¡Venga, coño!" "¡Al final “el mío” va a ser el último!”… Este
esperpento de la política nacional, es…oh milagro…presidenta del Pacto de
Toledo… la Comisión para dictaminar sobre el futuro de las mismas.
Es repugnante asistir el énfasis
de poner en solfa a quienes pretenden hacer política desde Bruselas, mientras
desde el palco del Sevilla FC y desde el salón de casa en esa ciudad “que tiene
internet y telefonía”, se da por bueno que el Ministro del Interior y su
Director General de Tráfico dirijan (es
broma) la estrategia ante una nevada que colapsa a miles de viajeros más de 15
horas en la autovía de entrada a Madrid. Es ridícula la autoridad moral de un
presidente de gobierno que se pasa la mayor del tiempo escondido tras un
plasma, denunciando a otro político que pretende hacer lo mismo.
La justicia destripa un día si
otro también la corrupción que ahoga a la derecha más conservadora, española y catalana, mostrando que la
zarandaja el “España nos roba” o que “Cataluña roba a España” es un sinsentido…Son
ellos, unos y otros, las facciones que componen esas derechas, enfundados en su
patriotismo de pandereta y sus banderitas,
los que roban a los españoles. Se han ido cargando el estado de
bienestar incipiente para entregarlo en rodajas y privatizaciones a compadres y
amiguetes… La última, perdón, la penúltima muestra, el saqueo a las arcas
públicas de 2.000 millones de euros para
rescatar autopistas privadas fantasmagóricas, de nula utilidad, cuya quiebra llenará
los bolsillos “de amiguitos de alma”.
Es lamentable que el escaso
perfil laico del Estado este cada vez más sometido a mediatización confesional. La religión implicada
con el poder temporal dejó a lo largo de la historia una dolorosa estela. Y en
nuestro país, con más agudeza si cabe. Se
violenta la indispensable separación que garantice la armonía ciudadana y la equidad en el tratamiento de las
diversas confesiones. D. Antonio Machado lo anticipa con pluma acerada… “Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza”…
El estado vomitivo y sus
paladines siguen campando a sus anchas…mientras, por las esquinas algunos
forofos cantan hasta reventar las venas del cuello… y
viva España… Y las movilizaciones sociales más virulentas…se producen en los
estadios de futbol para reclamar las decisiones arbitrales...
Pues eso,… que viva España…La
suya… la que dolía a Machado, de mañana
efímero…
La España de todos,... “la España del cincel y de la maza, con esa
eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. Una España implacable
y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la
rabia y de la idea”…. La que si se
merece un VIVA muy fuerte, anda dando tumbos y está hundida en la zona oscura
de su historia.
Antonio
Campos Romay
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