sábado, 2 de junio de 2018

EL PRESIDENTE QUE TERMINÓ BOLSO DE SEÑORA




Hace poco menos de tres años, el Sr. Sánchez se veía duramente golpeado por las circunstancias, desasistido de apoyos parlamentarios en sus intentos de formar gobierno.  Al mismo tiempo una revuelta intestina inspirada por una curiosa coalición de intereses endógenos y exógenos lo descabalgaría de la Secretaria General de su partido con métodos manifiestamente mejorables. Pero con voluntad recia  se lanzó a recorrer el polvo de los caminos llevando el verbo y dando la palabra a unos militantes receptivos en unas condiciones menos que propicias, y que casi contra todo pronóstico, le devolvieron su despacho en Ferraz. 
En un gesto loable de coherencia cuando quisieron involucrarlo en  el voto de abstención al presupuesto presentado por el gobierno popular, no dudo en dejar su escaño, tras acuñar el lema “no es no” en una actitud que le honró a ojos de casi todo el mundo, salvo a los del montaraz portavoz parlamentario del PP, Sr. Hernando cuya biografía por cierto, está salpicada de lamentables episodios en tal ejercicio.
Tras la sesión parlamentaria donde el recusado D. Mariano punto Rajoy, a la sazón Presidente del Gobierno, la mayor parte del tiempo representado por un bolso de señora en su escaño, -en tiempo record pasó del plasma al bolso de señora-, se abre un nuevo horizonte donde el optimismo, la esperanza y la sociedad de la ciudadanía vuelven a ser protagonistas. Y donde el sentido de la dignidad institucional se abre camino sobre otras consideraciones. Lo que no debe ser óbice para ignorar lo proceloso de una gestión trufada de numerosos interrogantes y campos minados que habrá de sortear el nuevo ejecutivo. Algo solo posible con gran finura política, D. Salvador Allende decía “muñeca”, una alta dosis de generosidad y no poca entereza frente al aluvión de ruido mediático, descalificaciones,  rencor y zancadillas que  entre otros, y nada disimuladamente, avanza ya el portavoz popular en una intervención emocionalmente desequilibrada.
Mientras el Sr. Punto Rajoy hacia prolongada sobremesa, atendiendo más a la servilleta que a sus obligaciones parlamentarias, en la Cámara se desgranaban ideas y conciliaban voluntades al menos sobre mínimos, en un ambiente con cierto perfume constituyente. Tácitamente las líneas rojas daban paso a espacios de encuentro sin ignorar lo conflictivo del camino a recorrer. El debate se desencorsetaba con naturalidad de pasados clichés y  sutilmente, el republicanismo se hacía un hueco en la sesión…seguramente más de lo que agradaría a La Zarzuela. 
La grada popular rugió alentando a su líder a la par que intentaba silenciar la grada contraria. Cerradas ovaciones al Presidente en precario…Tan entusiasticas como las dedicadas a la Sra. Cifuentes en tierras andaluzas… ¿cantos de coropore insepulto? En esta grada comienza a ser un clásico… Piénselo Sr. Hernando cuando tras su tabernaria intervención le vitorean los suyos…   
Una dolida ex –vicepresidenta hacia loas al legado del gobierno del que formó parte.  Olvidó en su duelo el dolor de las españolas y españoles, el haber recibido la hucha de las pensiones repleta dejándola exangüe,  la feroz erosión del estado de bienestar, la laminación de derechos sociales, la brecha social cada día más dramática, el deterioro y precarización del empleo, los recortes del estado de derecho, el descredito institucional…
No menos dolido el Sr. Rivera, a contrapié en todo momento, pudo observar su orfandad. Varias ideas peregrinas durante el proceso, su visión distorsionada por su fe ciega en la demoscopia, su desaforada ansia de vampirizar los sectores más radicales del PP y su errática estratégica le depositaron en una soledad de complejo pronóstico.
Es desear que el abrazo entre el Sr. Iglesias y el Sr. Sánchez, más que el abrazo del oso, sea prolegómeno de comportamientos distintos en los que la izquierda de la Cámara sea consciente de su responsabilidad y de la necesidad ineludible de anteponer  a lo particular, el interés de la ciudadanía. Olvidando la estéril pugna de galgos y podencos.
Por lo demás, más allá de congratularse por dejar en el camino al Sr. Punto Rajoy y  la obscena maquinaria descripta por la justicia en torno a Génova 13, y con ello iniciar el camino de conciliar dignidad e instituciones, había conciencia de que ahora sí, la Transición llega a término. Y que desde su aportación con luces y sombras, pero innegablemente tan valiosa como compleja, se percibe posible dentro de la normalidad democrática y constitucional, poner los cimientos de un tiempo nuevo.
Celebración que es de desear, que si tal fuese el caso, sea con un delicioso cava catalán, y no como pontifica el cada día más chocante Sr. Boadella, con champagne francés…  

Antonio Campos Romay

No hay comentarios: