Mi reino no debe ser de
éste mundo porque nunca se me ocurriría presentar una moción de censura contra
un gobierno del que formo parte, y ello es así porque estoy en las antípodas de
lo que representa un tal Salvini, pero no solo. La villanía que representa esto
no se ha puesto de manifiesto entre los que hablan en los medios de comunicación,
o al menos yo no lo he oído.
Cabría preguntarse: si
alguien que forma parte de un gobierno está en desacuerdo con él por razones
graves ¿ha de sacrificar su moralidad a la coherencia y lealtad debidas? La
respuesta es fácil, debe dimitir de ese gobierno y denunciar las razones graves
que le llevan a ello. Otra cosa es la apetencia que suele tenerse cuando se
ocupan puestos políticos y no se quiere renunciar a ellos.
Mi reino no debe ser de
éste mundo porque parto de la base de que la Presidenta de la Comunidad de
Madrid está descerebrada, y lo digo con el debido respeto, de la misma manera
que ante alguien con síndrome de Down se dice que lo sufre sin ánimo de
ofenderle. Solo así se entiende la enorme cantidad de sandeces, frivolidades,
mal gobierno y demás desastres en los que dicha señora ha incurrido en tan poco
tiempo. Y quien la ha promocionado para dirigir la política de la Comunidad de
Madrid ya ha demostrado su zafiedad en la obtención de títulos universitarios,
en la callada actitud ante la corrupción de su partido y en el diario quehacer
parlamentario.
El Vicepresidente de
Madrid, por su parte, parece hacer honor a su apellido, porque es hombre
realmente aguado, alejado del buen vino, que no ha tenido inconveniente en soportar
todos los desmanes habidos con tal de conservar su poltrona. Con resultado
inútil, porque la descerebrada, cuando ha tenido el enésimo capricho, le ha
privado de ella.
No sé cuál será el
resultado de tanto desaguisado como se ha producido en Murcia y Madrid en los
últimos días (que quizá se intente también en otras comunidades) dejando esto
para los estudios demoscópicos, pero lo cierto es que el ganador de las
elecciones en Murcia y Madrid fue el Partido Socialista. Solo hace falta que
los demás grupos de izquierda no molesten, como suelen hacer, para la unidad de
la izquierda y ya tendrá más difícil la descerebrada seguir en el poder sin
saber qué hacer con él.
No ignoro, sin embargo,
que la señora tiene tras de sí a ciertos empresarios y asesores muy avezados
para lo que la política no debiera ser. Dispondrá de recursos cuantiosos (si es
necesario con donaciones ilegales de dinero, como ha sido costumbre) y con
todas las trapacerías imaginables. Como tampoco ignoro que no hay tanta
diferencia entre el Partido Popular y Vox, pues éste es una excrecencia de
aquel, y solo donde no necesita el primero al segundo lo deja al margen.
Ciudadanos, como parece
mostrar la realidad, es un partido que ha nacido para ir desapareciendo más o
menos rápidamente, ya por la fuerza de las elecciones, ya porque su personal
será fagocitado por el PP, que es el partido de la derecha española actual, y
los dirigentes de Ciudadanos –no nos engañemos- son de la derecha más evidente:
ahí están las declaraciones “sotto voce” de la “vicealcaldesa” de Madrid sobre
el terror que le produce el que pueda gobernar la Comunidad el Partido
Socialista. Se puede comprender también el maridaje de la señora con el alcalde
por los suculentos sueldos que se han puesto a sí mismos y que se pueden
consultar en la página del Ayuntamiento en Internet.
L. de Guereñu Polán.
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