Solo tres años mayor
que yo, pero con una valía de las dejan huella, ha muerto el periodista,
novelista e historiador Jorge M. Reverte, publicando un periódico nacional, hoy
mismo, un artículo suyo sobre el papel de los comunistas, particularmente de
algunos, en la historia española del siglo XX.
Creo que nadie
discutirá la condición de intelectual de Jorge M. Reverte, perteneciendo a esa
generación de pensadores y estudiosos de las últimas décadas del siglo XX y las
primeras del XXI. Sus intervenciones en la televisión, dirigiendo programas
sobre la historia de España, particularmente la II República y la guerra de
1936, están para ser reaprovechadas ahora y en el futuro, pudiendo así
contrastar lo que en ellos se dijo con lo que se ha investigado en los últimos
años, historiografía revisionista incluida.
M. Reverte ha inspirado
–se ha dicho por varios- gran seriedad y rigor en sus diversas actividades
profesionales, que son muchas en medios periodísticos y académicos. Nunca se ha
dejado llevar por conclusiones fáciles y se ha pegado de forma ejemplar a las
fuentes y a la razón para sacar de aquellas el mejor provecho. Ahora, que se
tilda de fascista o comunista a cualquiera con animus iniuriandi, M. Reverte nunca lo aceptó, sabiendo que dichos
conceptos tienen su contextualización y su enjundia para no usarlos con ligereza.
Asombra lo mucho que ha
escrito este hombre; particularmente me ha interesado su enorme aportación
sobre la guerra española de 1936, donde no se podrá ver ni un ápice de
frivolidad, bajeza o menosprecio por su parte en ninguna de las direcciones.
Es uno de esos que nos
dejan a edad intermedia, cuando todavía podrían dar mucho a la sociedad a la
que han servido. Y no puedo sino dejar testimonio, aquí, de mi admiración,
respeto y reconocimiento.
L. de Guereñu Polán.
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