lunes, 12 de abril de 2021

Migrantes

 

En el año 2010 la inmigración exterior en España fue de casi 200.000 personas, aumentando hasta 2019 a 400.000 y descendiendo en 2020 a 250.000. La emigración al exterior fue, en 2010, algo más de 200.000 personas, aumentando entre 2012 y 2013, probablemente por la crisis económica que hacía sus últimos estragos, descendiendo hasta 130.000 personas en 2020.

El saldo migratorio español fue en descenso desde 2010 hasta que aumentó hasta 2019 (más de 200.00 personas en dicho año); en 2020 descendió hasta algo más de 100.00. [i]

Las migraciones de personas en situación irregular (“sin papeles”) en España fue de menos de 200.000 en 2005 para pasar a más de 40.000 en 2006. Luego se produjo un descenso hasta 2010 y un ascenso desde 2014 (18.000), alcanzándose el pico en 2018 (más de 60.000 personas). En 2019 los inmigrantes “sin papeles” eran en España más de 30.000 y en 2020 aumentó la cifra hasta más de 40.000.

Los Boletines sobre migración irregular (Ministerio del Interior, 2020) señalan que a la península y Baleares llegaron dichos inmigrantes por mar, mientras que a Ceuta y Melilla, en menor cantidad, por mar y tierra.

En cuanto a la media de llegadas por día a Canarias, en el año 2020, el número de personas se mantuvo por debajo de las 50 hasta agosto de 2020, cuando se produjo un ascenso brusco hasta alcanzar el pico en noviembre del mismo año (más de 250). Luego descendieron las llegadas hasta diciembre del mismo año (algo más de 100 personas)[ii].

En cuanto a las llegadas a Canarias por nacionalidades, los más son marroquíes (casi 12.000 personas)[iii], seguidos de los senegaleses (4.539), de Malí (4.126), marfileños (772), de Guinea Conakri (687) y Gambia (571).

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, Canarias, ha publicado, recientemente un informe sobre las “causas del aumento de llegadas en la ruta canaria”. En dicho informe se dice que los procesos migratorios son naturales a la condición humana y se han producido a lo largo de toda la historia. La desviación de las rutas migratorias se debe a la presión policial y el control de fronteras, así como la mayor dificultad para acceder a Ceuta y Melilla.

El impacto de la pandemia que vivimos ha provocado un incremento de los flujos migratorios habituales por su doble impacto en origen. La pandemia ha cerrado muchas de las rutas terrestres de los migrantes y ha provocado que se queden en los países africanos de la fachada atlántica norte (Mauritania, Senegal, Marruecos, Gambia) con la única opción de la ruta canaria, la más peligrosa. La pandemia ha provocado un descenso significativo de los ingresos de los migrantes, especialmente los “sin papeles”. El Banco Mundial –sigue diciendo el informe citado- calcula un descenso del 20% en las remesas con destino a países empobrecidos, que en el año 2019 superaron la inversión extranjera directa en África.

Las crisis humanitarias persistentes en África occidental hacen el resto. Tenemos un reto para el que no cabe enunciar soluciones fáciles. El problema es de dimensiones planetarias, aunque aquí nos refiramos a España y África. No parece que valga con predicar que se permita entrar a todo migrante que lo desee, aunque debe atendérsele cuando toquen territorio español. La solución es sacar a África de la pobreza, como a otros continentes, y para ello parece que no son suficientes ni las instituciones internacionales, ni la Unión Europea, ni las grandes potencias con sus políticas a corto plazo.

L. de Guereñu Polán.



[i] Son datos del Instituto Nacional de Estadística, 2021.

[ii] Fuente: Comisión Española de Ayuda al Refugiado, Canarias, 2021.

[iii] Este y los demás datos se han publicado por el Ministerio del Interior y el Defensor del Pueblo, 2021.

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