Días de incertidumbre, instados a la reflexión por el Sr. Presidente del Gobierno, detonante de una tormenta de ideas sobre lo que plantea en su intimista e indignado ¡Basta ya!. También han sido propicios a que un badulaque como Puigdemont “mártir” a cuerpo de rey y residencia 5 estrellas de desconocida financiación, dicho en román paladino. “cagase una sentencia” afirmando que de casa hay que salir llorados...No des-honorable señor...de casa lo que hay que salir es con la dignidad integra y no en un maletero de un coche para huir en el mayor de los ridículos. O, “Un bochornoso espectáculo el de Ferraz”, dice el vividor de los chiringuitos de Dña Espe, un tal Abascal cuyos afines, un día si y otro invadieron esa calle para coaccionar ó intentar invadir la sede del PSOE.
Quienes debieran reflexionar (sabiendo de antemano que para sus aciagas mentes es misión imposible) se desatan en la brocha gorda desbordando mas bilis y odio. En tiempos del absolutismo borbonico del siglo XIX se definían como carcunda. Agotan los insultos, y tiran de diccionario de sinónimos para continuar en ello. Se sienten innovadores, ingeniosos, incluso para algunos cerebros raquíticos, chistosos. Pero lo cierto y verdad es que simplemente son vulgares imitadores de practicas habidas en cualquier lugar y tiempo cuando con el respaldo ciudadano se enfilan sendas de progreso, equidad social y libertad.
Los espectros que pululan en las sombras mueven sus marionetas disfrazadas de derecha. En algunos lugares como en nuestro país, dos marcas y el mismo producto en esa acción insidiosa. La variable es que donde antes había un tanque hoy hay un clic, una desestabilización económica, una judicatura afín y el control de grupos mediático esparciendo “fake news”.
Lo sufrió Lula da Silva con una judicatura deshonesta que terminó encarcelándolo. Los mismos efectos los sintieron sobre su espalda truncando su vida pública la vicepresidente del gobierno valenciano, Sra. Oltra o el primer ministro portugués Sr. Costa. Hace años, el presidente socialista de Castilla-León D. Demetrio Madrid. Anteriormente el alcalde jerezano Pedro Pacheco (“la justicia es un cachondeo”, sic). También el diputado de Podemos, D. Alberto Rodríguez privado de por sentencia judicial de su escaño. La magistrada Rosell, también de Podemos sometida a un acoso judicial que intentó laminar su carrera política… Valgan estos casos por via de ejemplo.
El conservadurismo español incapaz de aceptar las derrotas en la vida parlamentaria que sustenta el entramado constitucional español, intenta manipular la política a través de una judicatura que aspira a “controlar por la puerta de atrás” tal que decía en un grupo de wasaap uno de sus militantes destacados. O violentando la Constitución bloqueando la renovación del CGPJ durante mas de cinco años, a día de hoy patéticamente desmembrado por diversas deserciones donde en sus jirones se aferran decisorios los miembros presumiblemente afines a la impronta “popular”.
La judicatura en su inmensa mayoría cumple con rigor su obligación de imparcialidad, autonomía o aplicar con pulcritud la ley. Un sector mínimo, politizado, en la cúpula judicial, puede apartarse de lo que es común. Pero no cabe ignorar que una condena injusta, o la manipulación de un acto jurídico por interés de parte comporta con el impacto social, un daño reputacional irreversible a la victima y socava la confianza ciudadana en su justicia con lo que conlleva de deterioro democrático.
El yugular un gobierno por todos los medios de acoso ilegítimo, superando cualquier barrera ética, dinamitando la conversación política y acudiendo a las mayores infamias es un clásico de la desestabilización y derribo de un gobierno constitucional y democrático. Lo vivió la II República desde el momento de su proclamación, lo sufrió Allende incluso antes de su investidura, los ejemplos serian interminables. La calumnia y la difamación para impedir la toma de posesión de un candidato electo, la presión despiadada incluso en el ámbito más doloroso, la familia, (practica mafiosa por excelencia) aplicada de forma sostenida sobre un gobernante...Nada nuevo bajo el sol, ni nada nuevo la degeneración moral de individuos que no dudan en pisotear cualquier freno moral practicando lo mas espurio de la prostitución de la política por sus intereses. Un predio donde pacen Feijoo, Aznar, Ayuso. Miguel Angel Rodríguez y sus colegas, expertos en refocilarse en el fango, sin el menor pudor de al tiempo enlodar las instituciones y la democracia.
Sea cual sea el desenlace en este penoso drama cívico, quedan perfectamente retratados sus auténticos culpables...incluso los que maniobran en las sombras.
*Antonio Campos Romay, ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.
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