Los que por edad o cultura tenemos la mala costumbre de a la actualidad para intentar vislumbrar a que futuro nos conduce, solemos hacerlo releyendo lo que, en situaciones similares del pasado, personas sabias escribieron, y claro a día de hoy no ganamos para disgustos.
La frase del título es de Ortega y Gasset cuando predijo una posible guerra mundial (En eso se equivocó, fueron dos) el mal papel de una Europa que podía haberlo evitado y las posibles repercusiones en la España del siglo XX, en esto último acertó de lleno.
Otras personas aceptadas como sabias coinciden con Ortega en como se puede evitar llegar a que se genere esa masa linchadora y que el conjunto de los ciudadanos que conforman una nación convivan en paz y disfruten de una gobernanza adecuada, por ejemplo Montesquieu es meridianamente claro: “En épocas de ignorancia no se tienen dudas, ni siquiera cuando se ocasionan los males mas graves”, por lo que es conveniente que “el pueblo esté ilustrado”.
Siguiendo con el mismo referente, Ortega, cualquier gobierno en democracia, para ejercer su autoridad y mando necesita hacerlo fundado en la opinión pública, y para que pueda hacerlo de forma tranquila lo supedita a que esa opinión pública se genere por ciudadanos formados e informados, y no por lo que define como hombre-masa “que tiene sólo apetitos, cree que sólo tiene derechos y no cree que tiene obligaciones…”.
Y aquí caigo en que buena parte de los individuos de la actual generación de apetitos y exigencias de derechos, que le hemos regalado generaciones anteriores, están bien servidos, y que la inmensa mayor parte de la información y formación la reciben, de forma masiva y deformada, y que no es a través de las instituciones de enseñanza, sino desde unas redes sociales propiedad de una minoría, muy minoritaria, que detenta la inmensa mayor parte de la riqueza que el planeta y el trabajo de millones de personas aportan a diario. Resultado, el hombre-masa anunciado a principios del pasado siglo es hoy el espécimen mas abundante, desde luego en Europa, España incluida.
En teoría los 80 años de paz y abundancia, paz algo imperfecta y abundancia sólo razonablemente redistribuida, que se han disfrutado en los Estados del territorio de la Unión Europea deberían haber servido para que tanto los ciudadanos europeos como las organizaciones políticas en que se organizan, constataran y asumieran que paz y abundancia de bienes y libertades es algo que vale la pena defender con la colaboración de todos. Pero no, parece ser que los “ismos” fomentados desde los distintos medios: individualismos, nacionalismos, supremacismos, radicalismos religiosos o sociales, etc. han ido sustituyendo los valores y virtudes que permitieron ese raro y largo periodo de bienestar para casi todos, por otros con sus raíces en el fanatismo y el instinto irracional, ambos caldos de cultivos generadores de hombres-masa.
Los partidos y otras organizaciones fueron motores que impulsaron las tesis que permitieron esa bonanza, y entre el liberalismo individualista y el colectivismo soviético fueron encontrando fórmulas políticas capaces de incluir intereses e ideas aceptables o admisibles para la mayoría. El que yo me identifique con una socialdemocracia avanzada y un sindicalismo militante, no me impide valorar las propuestas como las de partidos que incluyeron en sus programas lo que propugna una encíclica del Papa León XIII. Pero si se consuma el reaccionario salto atrás que ya sin ningún disimulo ofrecen como “bálsamo de Fierabras”, partidos y otras organizaciones sectarias en todos los países europeos y muy concretamente dos partidos españoles, la posibilidad de que terminemos viviendo episodios similares a los que Ortega predijo hace 100 años aumenta casi exponencialmente.
Por centrarnos en los de casa, que los partidos nacionalistas aumenten su peso en la gobernanza a cualquier nivel, local, autonómico o estatal, es fruto de una exacerbación individualista que hace atractivo el espíritu de tribu, que podría ser contrapesado por proyectos basados en una condición humana como la de vivir del trabajo propio, en vez de por el hecho aleatorio y meramente circunstancial de nacer o residir en un territorio determinado. Que partidos auto-nominados neo-fascistas o neonazis hayan logrado acceder a Gobiernos en algunos estados europeos han potenciado el discurso de VOX lo que incrementa sustancialmente los riesgos de perdida de valores democráticos y de derechos conseguidos a un alto coste.
Sin embargo los riesgos mayores resultan de la deriva poco racional de un partido, teóricamente de gobierno como el PP, cierto es que aunque acoge a personas democráticamente conservadoras, no es menos cierto que un buen porcentaje de sus militantes y dirigentes tienen en su currículo político diplomas y másteres de franquismo. Creo que ignoran que las experiencias históricas demuestran que los partidos extremos dan un tratamiento de primeras victimas a los moderados de su cuerda.
Una curiosidad, su estrategia de “apoyar todo lo que el adversario (o enemigo) combata y oponerse a todo lo que el adversario (enemigo) proponga” no tiene como autor a ningún liberal extremo sino a un tal Mao, como puede comprobarse en su libro rojo (edición en castellano pag. 15). Todos caemos en contradicciones pero esta me parece digna de resaltar.
Septiembre de 2025
Isidoro Gracia
1 comentario:
Pues si, Sánchez favorece a los nacionalistas en favor personal suyo...
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