jueves, 20 de noviembre de 2008

Frentes a la crisis: moral, ética y acción ciudadana


Hace dos meses cuando el fracaso del dios mercado y de sus predicadores y defensores neocons era ya asumido por todos, incluso por muchos de entre ellos, yo sostenía en una de mis reflexiones sobre la situación de la banca y entidades financieras: Por mí que se hundan, de mi trabajo y dinero ni una migaja para su salvación.
Ha venido en auxilio de mi posición la relectura de una Encíclica, la Rerum Novarum del Papa León XIII, que llega mucho más lejos en sus propuestas, literalmente dice: “deben cuidarse los amos de perjudicar en lo más mínimo a los ahorros de los proletarios, ni con violencia, ni con engaño ni con los artificios de la usura” y da pautas de actuación: “Y el defraudar a uno el salario que se le debe es un gran crimen que calma al cielo por venganza”.
Si alguna duda tenía sobre cual debe ser la forma de reaccionar de los ciudadanos de a píe, frente a la actual situación, esta ha desaparecido, con violencia (guerra de Irak), con engaños (del FMI hacia los países en desarrollo y las entidades calificadoras hacia todos) y con usura (de casi todos los bancos hacia los ciudadanos normales), se han perjudicado los ahorros de los trabajadores y de los pensionistas presentes y futuros. Así pues la moral y la ética claman venganza.
Como quiera que soy consciente de que la relación de fuerzas no nos permite a los ciudadanos pasar adecuadamente las facturas, me conformaré con que los ciudadanos presionemos a nuestros gobiernos para que al menos los principales responsables y gestores no saquen beneficios del caos que ellos generaron: nada de cobro de dividendos, primas y blindajes, el dinero público no puede destinarse a eso. El FMI, BM, etc. no es que deban adaptarse, deben disolverse y si hay que crear algo que los sustituya debe estar basado en duras condiciones de regulación, no en una inexistente libertad de mercado que jamás ha existido y jamás existirá.
Pero si algo tengo por cierto, es que si los ciudadanos de a pie nos conformamos con rogar que se arregle lo nuestro sin actuar, todo seguirá más o menos como hasta ahora.
Podríamos empezar por presionar para que el esfuerzo que se realiza para sanear las empresas especulativas (bancos, seguros, auditoras, etc.) tenga su contrapartida en apoyar las actividades productivas (agricultura y pesca, metal, obra pública, etc.) al menos en la misma medida y cantidades. Podemos continuar por exigir que hipotecas y préstamos se acerquen a los tipos de interés oficiales en vez de a inventos inter-bancarios, si no es por las buenas, por ley.

Noviembre de 2008
Fdo. Isidoro Gracia

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Recomiendo artículo anticrisis del profesor Navarro:

http://www.vnavarro.org/wp/?p=577

de donde extraigo el siguiente párrafo:
"La recesión actual exigirá un replanteamiento de las instituciones de la Unión Europea, haciéndolas más sensibles al mundo del trabajo a costa del mundo del capital, cuyos beneficios exuberantes en los últimos diez años están también en la base del comportamiento especulativo que ha seguido la comunidad bancaria. Desde el Banco Central Europeo hasta la Comisión Europea tendrán que cambiar profundamente. Que lo hagan o no depende, en parte, de que las izquierdas recuperen aquellos valores y análisis de la realidad que abandonaron."

En mi opinión la crisis pone de manifiesto la interdependencia entre los diferentes Estados. Cualquier solución ha de ser coordinada, aunque su implementación se haga a nivel local, autonómico o estatal. En este sentido me parece fundamenal tener un proyecto Europeo. Las instituciones políticas Europeas tienen el tamaño suficiente para gestionar esta crisis, pero falta proyecto y liderazgo. La izquierda europea se divide y se pierde en la lucha por pequeñas parcelas de poder que no cambiarán substancialmente las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Siempre se ha dicho que Europa es un gigante económico y un enano político. Para crecer políticamente, los partidos, los sindicatos, los movimientos ciudadanos, etc. Deben proyectarse a nivel europeo o serán a veces tábanos o a veces moscas inofensivas que el poder económico espantará con el rabo.

Salud.

Anónimo dijo...

Ciertamente, la crisis económica que estamos viviendo, con independencia de sus aspectos técnicos, tiene una causa política basada en la ignoracia y en el desprecio de los derechos humanos por parte de los poderes económicos, tanto en el interior de los paises como en el plano internacional.
Es por ello que no hay mas solución que exigir a las mas altas instituciones, que asuman la causa de los derechos y de la igualdad de todos los seres humanos. Refugiarnos en tecnicismos, en supuestas causas económicas de indole tecnico, es como "hacernos trampas en el solitario". El origen, la causa del problema es ético y de principios. Ignorar cinicamente estos principios y derechos tan solemnemente proclamados cuando conviene, conduce socialmente a la nada, al vacio, con independencia del enriquecimiento obsceno de algunos a costa de la pobreza de los demás. Intolerable.
Lo peor de todo son los silencios complices: De la Iglesia católica de hoy, también de otras iglesias cristianas, de los intelectuales que enseñan en nuestras universidades, de los propietarios de medios comunicación, y en definitiva de quienes tienen en sus manos el poder político y económico.
¿Reaccionará el pueblo?. Las dificultades para hacerlo son muchas, pero lo hará por que no le queda mas remedio, Esperemos que acierte cuendo llegue ese momento.

Anónimo dijo...

Como ustedes se dedican a la historia, les interesará este párrafo del profesor Navarro:
"...Los documentos disponibles (y accesibles) muestran, por ejemplo, que los planes iniciales que el Rey tenía para España no incluían precisamente el establecimiento de una democracia con plena pluralidad de sensibilidades políticas representadas en las Cortes Españolas. No se pensaba incluir, por ejemplo, al Partido Comunista, a partidos republicanos y a partidos independentistas. Los mismos documentos muestran que tampoco Suárez tenía tal intención. Y sin embargo ambos tuvieron que ir adaptando sus programas abriendo el abanico democrático en respuesta a las enormes movilizaciones que existieron en España (las más amplias que han existido en Europa en la segunda mitad del siglo XX). En 1976, por ejemplo, hubo 1.438 días de huelga por cada 1.000 trabajadores, (la media de la Comunidad Económica Europea fue de 390 días). Y en el sector industrial hubo 2.085 días (el promedio en la CEE fue de 595). De ahí que aunque el dictador murió en la cama, la dictadura murió en la calle. Esta realidad, ampliamente conocida fuera de España (el New York Times escribió que la agitación social hacía peligrar la Monarquía en España), ha estado ocultada en España, donde la historiografía conservadora y liberal dominante, ha hecho gran hincapié en el papel que grandes personajes tuvieron en la transición, ignorando la historia real que consiste en la protesta de la población hacia aquel régimen. El hecho de ignorar la historia real no ha sido un hecho inocente. Antes al contrario, ha sido parte de un proyecto político (al cual han colaborado algunos personajes de izquierda que han exagerado su propio protagonismo en aquella transición) que ha intentado hacer olvidar o relativizar aquellas movilizaciones populares, enfatizando en su lugar el papel del Monarca en el cambio y los personajes de la transición. Es bien sabido que el que escribe la historia tiene un enorme poder. Y ello se ha demostrado en España, en que ha habido un intento exitoso de hacer olvidar a la juventud que lo que consiguieron sus padres y abuelos (hacer caer aquella dictadura) a través de movilizaciones muestra que el poder viene también de la ciudadanía anónima cuando se moviliza..."
El resto en http://www.vnavarro.org/wp/?p=588#more-588
Salud

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

Creo que la Unión Europea, en manos de partidos conservadores, es un freno para las políticas sociales en cada uno de los paíes, pues muchas políticas vienen condicionadas por deacisiones tomadas en Bruselas. Si el grupo socialista del Parlamento Europeo no fuese una entelequia, sino un verdadero grupo, siendo el segundo en importancia, y contando con sindicatos y asociaciones cívicas progresistas, se podría hacer más de lo que se hace. La Internacional Socialista parece dormir el sueño de los justos.

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

Creo que la Unión Europea, en manos de partidos conservadores, es un freno para las políticas sociales en cada uno de los paíes, pues muchas políticas vienen condicionadas por deacisiones tomadas en Bruselas. Si el grupo socialista del Parlamento Europeo no fuese una entelequia, sino un verdadero grupo, siendo el segundo en importancia, y contando con sindicatos y asociaciones cívicas progresistas, se podría hacer más de lo que se hace. La Internacional Socialista parece dormir el sueño de los justos.