viernes, 14 de octubre de 2011

ELOGIO DE LA POLÍTICA, Y DE LOS POLÍTICOS.

Según el barómetro del CIS, la tercera de las preocupaciones de los españoles es su escasa confianza en los políticos. Los españoles los consideran, estadísticamente hablando, mentirosos,  corruptos y poco eficaces, pero lo hacen sin caer en la cuenta qué esos vicios son posibles porque nuestra sociedad los consiente y practica, es decir que  muchos de los que así se manifiestan son de los que juzgan la condición de los demás basándose en la propia.
Algunos por el contrario creemos, quizá equivocadamente,  que la política es una de las actividades, no solo más imprescindibles, duras y exigentes, sino  más dignas de elogio. Y coincidimos en ello con pensadores como Aristóteles quien sostenía que “es necesario para quien quiera lograr algo en el orden de la política, sea él personalmente hombre de buenas costumbres”, o como Burke (considerado el padre del liberal-conservadurismo británico): “la política es una de las más nobles vocaciones a las que puede dedicar su vida una persona decente”.
La elección de las referencias no es casual, Aristóteles era del partido aristocrático, y defendía la guerra como instrumento para conseguir esclavos, y Burke acérrimo adversario de la Revolución francesa y su lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, según sus biógrafos desde la humanidad, la razón y la justicia. Pero ambos eran reflejo de lo mejor de su sociedad y de lo que entonces sus vecinos más próximos consideraban sus objetivos personales más deseables. Los políticos actuales no se diferencian en esto de los hoy considerados dos grandes pensadores y políticos, son la imagen reflejada de su sociedad.
Nuestros políticos serían mejores de lo que son si las cátedras universitarias se adjudicaran con objetividad,  al margen de amiguismos, si los jueces actuaran con más equidad y rapidez, si los periodistas fuesen menos partidistas y distinguieran claramente la información de la opinión,  si en los negocios se actuase con  una ética que hoy está total y absolutamente ausente, si los ciudadanos, que tan mal los califican, actuaran en su vida diaria de la misma forma que demandan a sus representantes.
Decía Baltasar Gracián: “sin valor es estéril la sabiduría”, y estarán de acuerdo conmigo, que con lo que está cayendo, actualmente hace falta valor para dedicarse a la política. A ver si todos esos sabios que desde los periódicos, TDTs, tertulias y reuniones varias, predican en contra de los representantes democráticos dan dos pasos: el primero, actuar en su oficio como exigen actuar a los políticos, el segundo, presentarse.

Octubre de 2011

Fdo. Isidoro Gracia (DNI 7752400C)

2 comentarios:

MONCHO dijo...

Los banqueros y sus poderosa capacidad de influencia y manipulación de la opinión pública, están consiguiendo convertir a la clase política en el chivo expiatorio de la actual crisis que ellos han provocado. De paso se curan en salud ante las críticas y ataques que de los políticos puedan recibir.
No todos los políticos son iguales ni mucho menos, y cierto es que hay políticos corruptos, creo sinceramente que muchos menos que entre los banqueros.
Con una diferencia, a los políticos y a los partidos podemos votarlos o no votarlos, pero a los banqueros no.

Suso Mos

L. de Guereñu Polán dijo...

iSí estoy de acuerdo en elogiar a la política, pero no al teatro de la política; en cuanto a los políticos, ya fueron denostados durante muchos años para que ahora yo me sume a la fiesta que convocan algunos. Pero los que ocupan cargos públicos deben cambiar radicalmente los comportamientos que hemos visto hasta ahora.