domingo, 4 de diciembre de 2011

¿QUIEN TEME A LAS PRIMARIAS?

Si hay coincidencia en las ventajas que para el PSOE y para la recuperación del crédito de los partidos políticos en general, tendría la celebración de primarias para elegir a los líderes del partido, tal como sucede por ejemplo entre los socialistas franceses ¿Por qué no se hacen? Son un riesgo dicen algunos. Pero ¿qué riesgo? ¿Acaso el de que resulten elegidos militantes “incontrolados”, es decir no tutelados por el poder establecido y el aparato del propio partido? Es posible que este hecho genere temor, pero en ese caso será entre las cúpulas grandes o pequeñas que controlan el partido, pero no entre el conjunto de la militancia que tiene la posibilidad de elegir y decidir con su voto. En que quedamos ¿no es de democracia interna de lo que se trata? ¿O acaso se consideran menores de edad o incapaces a los militantes y afiliados? Ningún dirigente del partido, ni ningún aspirante a serlo, debe temer nunca a la democracia interna en su más amplia expresión, pues cuando eso llega a suceder, la pérdida de la credibilidad ante el conjunto de la sociedad no tardará en aparecer.
Ante los electores de izquierdas y progresistas, las elecciones primarias son una muestra pública de transparencia, y por lo tanto un aporte de credibilidad. Son la prueba de que detrás del candidato o candidata no hay componendas ocultas, ni servidumbres extrañas. Los debates previos, la información y el conocimiento directo que de las personas candidatas poseen los militantes se convierten en una garantía a la hora de la elección. Se dirá que sin primarias esto también se produce a la hora de un congreso ordinario bien organizado, y es verdad, pero también lo es que el elegido así, suele serlo en función de pactos, negociaciones, promesas y acuerdos internos individuales y colectivos, creándose así la tupida red de intereses que acaba por atenazar al partido hasta el punto de impedirle tomar decisiones adecuadas o reaccionar debidamente cuando se necesita, corrigiendo a tiempo errores que luego se acaban pagando muy caros. Un mal ejemplo de los efectos de esta dinámica interna, suele tener lugar cuando se trata de confeccionar las listas de candidatos a los Ayuntamientos, al Parlamento Autonómico, al Congreso y al Senado, y los afiliados comprueban que ellos han votado una cosa, pero luego sale otra (sin ni siquiera dar explicaciones) de manera que quien quedó en cuarto lugar pasa al primero, y el que no fue elegido aparece en lugar preferente. Ante esto, que lejos de ser una exageración o algo excepcional, es práctica que afecta a muchos municipios y provincias, no queda más remedio que preguntarnos no solo si es esto algo propio de un partido socialista y democrático, sino también y sobre todo que intereses se ocultan tras estas prácticas.
Las primarias, al permitir que resulte elegido quien tiene el respaldo directo de los militantes, favorecen, primero el disponer de una autoridad democrática incuestionable, fuerte e indiscutible, lo que aporta estabilidad real. Pero también posibilita que luego se puedan hacer ejecutivas de verdadera integración, ya que quien resulta elegido puede proponer para su equipo a los y las mejores de entre las diversas sensibilidades que integran el Partido. Esta dinámica, llevada a cabo desde las estructuras municipales a las federales, dará oxígeno a todas sus estructuras, e irá destruyendo las telarañas internas que entumecen, obscurecen y ocultan, la imagen verdadera del partido que fundó Pablo Iglesias.
Con las primarias quien verdaderamente gana es el propio partido, y en realidad ganan todos porque se elige directamente a quien se considera la mejor opción, a quien recibe de modo directo el mayor número de apoyos. Se evita así el trapicheo político, la componenda y el chalaneo, del que salen políticos y representantes públicos mediocres y dependientes de su padrino de turno, pero no de las bases militantes. Una dinámica esta que cuando se implanta y se acaba aplicando desde la base a las cúpulas genera un modelo de partido burocratizado, sin más estímulo político que el temor al retroceso electoral y a la pérdida de cargos públicos, pero limitado o incapaz para percibir las nuevas demandas de la sociedad.
Hoy por hoy, tal vez el principal problema del PSOE resida en la credibilidad. Las primarias ayudan a recuperar esa credibilidad perdida entre su electorado natural, y que no se va a recuperar sin más con simples promesas o programas aunque estén muy bien elaborados y por los mejores equipos, sino con hechos, comportamientos y actuaciones concretas.
Finalmente, señalar una obviedad. Las primarias no son necesarias en el seno de pequeñísimas agrupaciones para elecciones en su propio ámbito, ni cuando el liderazgo del organismo socialista en cuestión no esté en entredicho, o quien ostenta la responsabilidad de la dirección lo hace a satisfacción de la mayoría, lo que se refleja en las reuniones de los órganos de debate y gestión políticos, o cuando la propuesta de renovación disfruta del consenso mayoritario. Por el contrario, las primarias son imprescindibles en “fines de etapa o de ciclos políticos” e inicios de otros nuevos, momentos estos que suelen ponerse de manifiesto tras derrotas electorales, prolongadas crisis de liderazgo o tras la retirada por otras causas de los líderes del partido en sus diversos ámbitos o estructuras.

Xesús Mosquera Sueiro.
4 de Diciembre de 2.011.

2 comentarios:

L. de Guereñu Polán dijo...

Estoy de acuerdo en las primarias como no podría ser de otra manera; ahora bien, las primarias están concebidas para un partido maduro y responsable. Si se toman como excusa para armar follones (lo que no sería novedad en el Partido Socialista) es mejor el método tradicional. Espero que los Bono y compañía, que si no se callan no viven, se mantengan disciplinados y las primarias se puedan celebrar con todas las garantías, sin gallineros que espanten a los militantes y a los electores. Un saludo.

L. de Guereñu Polán dijo...
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