viernes, 30 de diciembre de 2011

Schröder y Zapatero


Hay dos reflexiones que he leído en un artículo del profesor Vicenç Navarro que me gustaría compartir: en Alemania, desde que la socialdemocracia lo estableció así en época de Willy Brandt, existe un sistema de cogestión en el que los trabajadores en las empresas participan en la gestión de las mismas; ello facilita la retención de puestos de trabajo a base de reducir las horas laborales, transformando trabajo a pleno empleo en trabajo parcial o temporal. Ya que no ha sido posible hacer la revolución que algunos soñaron desde el siglo XIX, los sindicatos obreros y, en general, los trabajadores por cuenta ajena, han aceptado este sistema, que permite a los no propietarios decidir sobre ciertos importantes asuntos empresariales. 

El que fue canciller alemán entre 1998 y 2005 acentuó esta política para que los trabajadores tuviesen en sus manos un instrumento que no dejase el mercado laboral solo en manos de una de las partes, aquella cuyos intereses son antagónicos con los de los asalariados. No obstante, cuando se produjo una escisión en el seno de la socialdemocracia alemana, el principal representante del ala más progresistas, Lafontaine, quiso basar el estímulo económico de Alemania en el crecimiento de la demanda doméstica, redistribuyendo el crecimiento del producto (en Alemania la productividad es alta) en dirección a los trabajadores. Trabajadores mejor pagados serían más contribuyentes al erario público, además de que se acentuaría el consumo y ello estimularía la producción (todo sin tener en cuenta la importancia de las exportaciones alemanas, que son la base de su economía).

El presidente Zapatero no ha llevado a cabo una legislación de cogestión de las empresas (hay que tener en cuenta que nunca contó con mayoría en el Parlamento), no se ha conseguido el aumento de la productividad que todo país necesita para redistribuir mejor la renta nacional, entre otras cosas porque el tejido empresarial español es más débil, menos técnico y más reaccionario que el alemán. Decirle a la CEOE y adláteres algo sobre cómo se entiende en Alemania el aumento de la productividad (que sirve -repito- para redistribuir la renta) y no digamos qué es la cogestión, es hablarles de anatemas. Zapatero ha puesto el acento en consolidar las conquistas sociales de la época de González, lo que no ha podido mantener en la última legislatura, y en la extensión de los derechos civiles a las minorías (mujeres, ancianos, pensionistas, homosexuales...). 

La incardinación en la economía global ha hecho que el gobierno de Zapatero no haya podido escapar a sus condicionamientos. Si lo hubiese intentado -lo creo honestamente- el capitalismo internacional hubiese bloqueado a España, empezando por la Unión Europea.

L. de Guereñu Polán.

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