jueves, 26 de enero de 2012

Absueltos


 El que fuera presidente de la Generalitat valenciana y el ex-secretario del Partido Popular en la misma comunidad, han sido absueltos del delito de cohecho impropio por un tribunal popular que, si por su partido fuese, no existiría, pues siempre fue contrario a acercar la justicia al pueblo haciéndole partícipe de ella. Dicho sea de paso, el jurado tomó su decisión con cinco votos contra cuatro, lo que indica que las percepciones sobre las culpas o no de aquellos personajes no son iguales. 

Yo -como no podría ser de otra manera- respeto la decisión del jurado porque sus miembros han tenido ocasión de seguir todo el procedimiento y disponen de datos que no todos tenemos. Lo de compartir la decisión lo dejo en suspenso por la misma razón, pero lo que sí me gustaría decir es que absolver a alguien no significa que sea inocente de los cargos que se le imputan: pueden haber prescrito los delitos o faltas (lo que no es el caso) o pueden darse otras circunstancias que exoneren al reo aunque éste sea culpable en la práctica. Juristas hay que se han pronunciado en el sentido de que, en España, un jurado popular no puede declarar a un reo inocente o culpable, sino absuelto o no absuelto. Si lo primero -el caso de los dos citados- nada más salvo que alguien decida recurrir la sentencia. Por otra parte no debe olvidarse que este asunto está unido -aunque judicialmente separado- al caso Gürtel, un entramado delictivo de financiación ilegal del Partido Popular, no en Valencia, sino en toda España.

Ahora bien, hay una verdad judicial -a la que nos tenemos que atener todos- y una verdad moral, que corresponde a cada cual: yo tengo el convencimiento moral de que los señores juzgados son culpables de una serie de irregularidades que han quedado manifiestas en las grabaciones de sus conversaciones, como ha quedado demostrada la marrullería con la que conciben la cosa publica, sus ambiciones y miserias, la indecencia con la que hablan de sus relaciones políticas y la nula altura de miras que tienen. Esa misma convicción moral -que no tiene valor práctico alguno- la comparten millones de españoles por lo que se escucha en los cenáculos, tertulias y otros foros. Creo que los valencianos no tenían un presidente digno de esa comunidad, aunque hubiese recibido los sufragios para gobernar. El juicio ha sido esclarecedor para saber qué clase de personal hay en la política española, que no es todo el personal, claro.

L. de Guereñu Polán.

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