viernes, 27 de enero de 2012

CIUDADANOS DE EUROPA ¿QUEREIS SOBREVIVIR?

Releyendo algunos párrafos de la traducción de Tierno Galván del libro “El ciudadano y Leviatán”, de Hobbes, he encontrado algún motivo para el optimismo. Encontrar razones para el optimismo, en medio de todo lo que nos está sucediendo, no es un tema menor, y yo soy de los que creen que hay que buscarlo en las fuentes de la única herramienta que puede sacarnos del pozo de la actual crisis: La Política.
El libro justifica la creación del Estado y la acumulación por este de un poder absoluto, que, ejercido con el consentimiento de la mayoría, y mediante un razonable uso de la fuerza, nos proteja del miedo respecto de los demás y de otros actores ajenos a la República: la religión, el extranjero, la guerra, etc. Según Hobbes el instrumento es válido si sustituye el terror por sumisión y respeto.
Como otros grandes pensadores parte de un buen conocimiento de sus conciudadanos y vecinos: “el hombre es un animal esencialmente egoísta, y la fórmula primera y fundamental del egoísmo es la supervivencia”. Por ello si quien detenta el poder absoluto al ejercerlo en vez de evitar el miedo lo produce, por lo que ocasiona la destrucción del acuerdo de cesión de su libertad por parte del ciudadano, o si traspone los límites de lo necesario, se convierte en un poder superfluo y por lo tanto el ciudadano verá su supervivencia amenazada.
Hoy el papel de Leviatán insaciable, que está poniendo en riesgo la misma supervivencia de los Estados, lo están ejerciendo los mercados y sus verdaderos dueños, los grandes especuladores y que han traspuesto los límites, al quitarnos buena parte de aquello que asegura nuestra supervivencia, como la educación y la sanidad públicas, o como nuestros recursos para el futuro, es más que evidente, en consecuencia el poder de los mercados ya es un poder superfluo que nos está llevando al una guerra de todos contra todos.
Una vez que los legítimos representantes de los ciudadanos, los Gobiernos Democráticos, tomen conciencia de que su propia supervivencia ya es más que precaria, tendrán que reaccionar y si no quieren que el Leviatán acabe con todos ellos, y además devore a sus voluntarios súbditos, deberán ser ellos los que acaben con el Leviatán, bien embridándolo fuertemente con normas (tasas y altas exigencias legales) o bien acabando físicamente con él (convirtiendo en delictivo todo lo que se relacione con los paraísos fiscales y la especulación ilimitada). De ahí mi optimismo, después de ver caer uno tras otro los gobiernos legítimos que les precedieron los actuales tomaran conciencia de su situación, en especial si nosotros los ciudadanos empezamos a defender, por todos los medios, nuestro derecho a la supervivencia en libertad.

Enero de 2011

Fdo: Isidoro Gracia Plaza (DNI 7752400C)

1 comentario:

Laura López dijo...

Estimado Isidoro,
Siento no encontrar motivos para el optimismo. La política necesita de políticos que estén al servicio de los ciudadanos de sus países, regiones y localidades. Me temo que, en la actualidad no tenemos de esa clase, sino de los que, por unas y otras razones, se aferran al poder y no al servicio. Lo único que parece interesarles es su continuidad y la inmediatez de sus decisiones tienen como único objetivo el voto de las próximas elecciones. No se les ve reflexivos para que las acciones tengan efectos a medio y largo plazo. Sólo les mueve colocarse en el sillón, aunque para ello se tenga que mentir, mentir y mentir y además, pagando para que en los medios salga creíble y bondadoso.
Es cierto que los mercados parecen ser los principales causantes del miedo y de la situación de indefensión que sufrimos los ciudadanos; pero también lo es que los políticos están más interesados en alcanzar o conservar el poder que en ponerle coto a los mercados ¿Quién apoya a quién?
No soy economista, pero el sentido común me dice que hay fórmulas para evitar los paraísos fiscales, el robo de los bancos por parte de sus directivos, la fiscalidad ajustada a las ganancias sin que puedan disfrazarse de caridad, fundaciones y otras desvergüenzas.
Lo siento, pero no consiguen los economistas convencerme de que la culpa es de la falta de formación de los trabajadores. ¿Formación para qué tipo de actividad si no hay trabajo?. ¿Cuanto dinero se gasta en formación para el empleo sin posibilidad de emplear a los desempleados?. Tenemos muchos parados con carreras universitarias que están dispuestos a trabajar en lo que sea, pero ¿donde están dispuestos a emplearlos?.
Creo que los ajustes deben empezar por los que tienen más y no siempre por los mismos. Ajustar los gastos y personal de las instituciones que son una carga y no una solución; no gastar en obras suntuosas e innecesarias, mega-edificios, estadios de fútbol y jugadores multimillonarios, pabellones deportivos que dan pérdidas, aeropuertos sin aviones, aves sin pasajeros o por subterráneos que triplican el coste de su construcción, estaciones que se tiran para hacer otras que ya nadie quiere construir, ampliación de terminales cuyos aeropuertos pierden pasajeros y vuelos, que eran más que suficientes en su tamaño. Lo que verdaderamente es importante, la seguridad en el aterrizaje y despegue - es lo que no se hace porque no lo ven los pasajeros, sólo los pilotos y esos son pocos votos-
Te pido disculpas porque me he alargado demasiado en mi respuesta. Tu texto me ha provocado, incluso a eta hora de la mañana.
Queremos sobrevivir sin que nos gobiernen locos egoístas, sin que nos roben el trabajo y los mínimos ahorros de toda una vida trabajando. Queremos sobrevivir sin amenazas, sin dictaduras, sin tener que soportar que unos lo tengan todo a costa de la miseria de los demás.
Laura López Atrio