miércoles, 25 de enero de 2012

El Parlamento pierde


 La entraña misma de la soberanía popular, el Parlamento, pierde la partida ante las reformas que anuncia el antiguo "guerrillero de Cristo Rey" y ahora Ministro de Justicia. Los miembros del Poder Judicial que corresponden a jueces y magistrados (12 de 20) serán elegidos corporativamente (es decir, por ellos) en vez de por el Parlamento, insisto, sede de la soberanía popular. 


La disculpa: es que es muy difícil poner de acuerdo a los 2/3 necesarios de los diputados para elegir idóneamente. Pues en eso consiste la democracia, en discutir hasta la sacidad y llegar a acuerdos. Pero el ministro de Justicia sabe poco de democracia porque no estaba cuando tocaba luchar en favor de ella. Él mismo dice que fue de la mano de un tal Fraga y que a su sombra prosperó, hasta el punto de que éste lo prefería al actual Presidente del Gobierno. Pero es evidente que los jueces -como cualquier otra profesión- también tienen su "parlamento", es decir, su foro de discusión ideológico (los hay conservadores, progresistas, centristas y los que ni saben lo que son). Como la mayoría de los jueces en España son conservadores, pues así se demuestra por la representatividad de sus asociaciones, la mayoría del Poder Judicial estará formado por jueces y magistrados conservadores aunque la opinión de la soberanía nacional sea otra. 

También los miembros del Tribunal Constitucional se eternizarán hasta que se jubilen, con lo saludable que es que los cargos se roten con el fin de que nadie se sienta imprescindible, y menos cree callo y pervierta su opinión por la seguridad que tiene en la continuidad. No: es mejor el sistema actual en el que los miembros del Constitucional deben de ser renovados cada equis tiempo, siendo éste limitado. Pero el ministro de Justiticia quiere que no haya justicia; es decir, quiere que esta esté en manos de conservadores, y si es posible con un pasado de extrema derecha, como el de él, mejor. 

Creo que es la cuarta "jugarreta" que el actual Gobierno le hace al pueblo español, o puede que vayan más, pero estoy seguro de que vamos por mal camino. Lástima. Razón de más para que una oposición democrática no se limite al Parlamento, sino que salga a la calle y demuestre que su voz se ha de oir. 

L. de Guereñu Polán.

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