miércoles, 11 de enero de 2012

Beso a usted la mano

Bono se rinde de hinojos ante el papa
El socialista Bono hace confesión de fe católica. Nada que objetar; faltaría más, cuando la libertad religiosa ya se consiguió con el franquismo a raíz del Concilio Vaticano II. Pero una cosa es ser católico y otra es poner un cargo (el de Presidente de las Cortes) en pleitesía ante un Jefe de Estado o ante el Papa (en este caso las dos cosas a la vez). En la fotografía de arriba el Presidente de las Cortes (que casualmente era el Sr. Bono) rinde pleitesía al Papa y le besa la mano; se inclina ante él como un vasallo, cuando el Presidente de las Cortes españolas no debe mostrarse -ni ser- vasallo de nadie.

Esto de no distinguir la esfera privada de la pública ya les pasaba a los reyes antiguos, que no distinguían lo que era el tesoro de su casa y el de todo el reino. Menos mal que aquí no se trata de dineros, pero se trata de símbolos, muy importantes, como muy importante pareció al Sr. Bono que los diputados vistiesen corbata en el hemicilio (valiente nimiedad) o se ha mostrado tan riguroso en cuestiones de protocolo, que eleva a categoría superior. Yo, como español, protesto por la pleitesía mostrada por el Sr. Bono al Papa. Podría pedirle audencia en sus vacaciones, visitar la sala de la Signatura y, allí, hacer todas las genuflexiones que quisiera ante "Su Santidad"; puede que de esta manera el Sr. Bono alcanzase más facilmente la gloria.

L. de Guereñu Polán.

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