jueves, 5 de enero de 2012

¿Y la Iglesia que?


España es un Estado aconfesional, pero la Iglesia católica goza de privilegios, sobre todo fiscales, que contradicen aquel principio, incurriendo en una grave carencia que ha sido común a casi todo nuestro constitucionalismo: decir una cosa en la ley y ejercitar la contraria en la práctica. En este aspecto, España sigue en un vicio que arrastra desde el siglo XIX.

El Acuerdo sobre asuntos económicos entre España y la "Santa Sede", de 1979, está en el origen próximo de este problema, pues como digo, el origen remoto está mucho más atrás. Cuando el país pasa por verdaderos apuros económicos, derivados de su incardinación en la economía globalizada y de la mala gestión de banqueros y administradores púbicos, resulta insultante que haya una institución, la Iglesia Católica, que no contribuye fiscalmente al Estado, es decir, no contribuye a la construcción de escuelas ni hospitales, carreteras ni otras infraestructuras; no contribuye a las pensiones de los ancianos, a los subsidios de paro, a las becas de los estudiantes, a los casos de dependencia por razón de enfermedad o edad; no contribuye a otras muchas cosas que son necesarias para que podamos hablar de Estado.

No creo que sea lícito hablar de que la Iglesia realiza una labor social, asistencial, hospitalaria, en algunos centros de su propiedad, porque esto lo hace en tanto que se lo ha impuesto ella a sí misma, de igual forma que cualquier ciudadano no puede alegar que ha hecho tal o cual obra en beneficio de la comunidad para que se le exima de pagar un determinado impuesto. Los "Acuerdos económicos" de 1979, como su nombre indica, no tienen nada de espiritual ni de religioso, por lo que la Iglesia está beneficiándose de un campo que no es suyo. Lo suyo es la labor pastoral (por utilizar un término eclesiástico), no "evadir" impuestos legalmente... con la connivencia de un Estado que parece ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes, como es el caso que aquí trato. 

La Igleisa Católica recibe del Estado dotaciones presupuestarias, lo que hunde sus raíces en el artículo 11º de la Constitución española de 1837 (ya está bien), y no paga tributo municipal alguno; la Iglesia Católica está exenta de la Contribución Territorial Urbana, cuando es sabido el enorme patrimonio inmueble que tiene; está exenta de las Contribuciones Especiales y está exenta de la Tasa de Equivalencia por los siguientes inmuebles:
templos y capillas destinados al culto, sus dependencias, edificios o locales anejos destinados a la actividad pastoral; la residencia de los obispos, de los canónigos (que no son pocos) y de los sacerdotes "con cura de almas"; los edificios destinados a oficinas, a la Curia diocesana y a oficinas parroquiales; los seminarios destinados a la formación del clero diocesano y religioso y la Universidades eclesiásticas que impartan enseñanzas eclesiásticas; los conventos de las órdenes y congregaciones e Institutos de "vida consagrada".

La Iglesia Católica goza de "exención total y permanente" de los impuestos reales y de producto, y en el caso de Navarra, de acuerdo con su ordenacimiento foral, es esta Comunidad la que determina el régimen fiscal de la Iglesia Católica, que le es claramente favorable y en el que no entro por tratarse de un caso particular. Si es cierto que otras confesiones religiosas también gozan de un régimen fiscal favorable en relación al resto de la población, en ningún caso alcanza éste el abuso que significa el de la Iglesia Católica.

Desde mi punto de vista se hace urgente una reforma de los Acuerdos de 1979 para obviar las sentencias favorables a la Iglesia Católica que se han producido ya en dos ocasiones: en 1991 por obra del Tribunal Supremo y en 1992 por obra del Tribunal Constitucional.

L. de Guereñu Polán.

3 comentarios:

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

Sin ánimo de minusvalorar la labor asistencial financiada con ayuda de fieles y aportaciones propias, conviene tener en cuenta que una parte muy importante de las actividades de asistencia social que la Iglesia Católica se atribuye como propias, son en realidad fruto de la asistencia pública pues están financiadas por el Estado, sus Comunidades Autónomas, y en ocasiones Ayuntamientos. Son por lo tanto actividades subvencionadas con dinero público, que con demasiada frecuencia e inadecuadamente,se presentan como propias de la Iglesia cuando no es así.

montse lastra dijo...

Siguiendo el hilo conductor del comentario tenemos que hablar claro, se trata del binomio subvenciones públicas + educación = negocio católico, apostól….. con las santas bendiciones de los gobiernos. De este asunto creo que andamos todos sobrados de información por todo lo que está cayendo en materia de recortes, curiosamente, es la enseñanza concertada la que obtiene mayores prebendas ( secciones bilingües, proyectos abalar…).
Sigo con la organización de eventos y demás festejos , ya vamos por la quinta edición de la fiesta de la familia cristiana, las jornadas de la juventud, el foro comunicación y liberación de Rimini….. por citar ejemplos donde la colaboración e implicación de las administraciones locales y/o municipales es manifiesta.
Pero la gota que colma el vaso se vierte en el primer consejo de ministros de la décima legislatura con la aprobación del Real Decreto-Ley 20/2011 de medidas urgentes : Disposición adicional Séptima. Financiación a la Iglesia Católica (BOE 31/12/11): Durante el año 2012 el Estado entregará, mensualmente, a la Iglesia Católica 13.266.216,12 euros….. No hizo falta ya que la Iglesia jugase el Niño, ya le tocó por Decreto-Ley.
Y termino con la anécdota indicativa de una iglesia católica en expansión, más allá de aquella cristianización de los lugares paganos; recientemente en una visita a Córdoba compruebo que ya no se visita la mezquita sino la catedral de Córdoba –Cabildo de la Catedral de Córdoba, para más exactitud-, en varias ocasiones fui corregida por mi “equivoca denominación” y definitivamente comprobé que el folleto divulgativo titulaba: CATEDRAL DE CÓRDOBA ( antigua mezquita), por cierto bien digo divulgativo, pues lejos de ser explicativo, difundía mensajes de espiritualidad cristiana. En su interior, un poder invasivo invitaba a la insumisión, dificultaba la multiculturalidad y generaba un espasmo estético. En contrapartida, un mínimo ejercicio de abstracción te permitía disfrutar de una magnífica arquitectura enriquecida a lo largo de los siglos.

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

Bien me parece la observación que hace "Fundación Luis Tilve". En cuanto a mi amgia Montse, es que la Iglesia tiene un "Niño" muy generoso.
Un saludo.