domingo, 5 de febrero de 2012

El primero


El primer dirigente socialista que amenaza con romper los acuerdos institucionales en la Unión Europea es el candidato francés Hollande. No sabemos si porque está en precampaña electoral o porque es sincero. Ha dicho que rechaza el tratado europeo firmado por el presidente francés y la candiller alemana basado en la austeridad de las poblaciones para combatir la crisis económica. A cambio ha propuesto un pacto por el crecimiento, un plan de infraestructuras, la creación de eurobonos y un papel más activo del Banco Central Europeo.

Ciertamente Francia -si Hollande llega a ser presidente- no puede imponer estas condiciones a Alemania, por la sencilla razón de que éste último páis es, con mucho, el más fuerte de la U.E. Pero sí puede ocurrir que a Hollande le sigan otros socialistas europeos: no me fío de los británicos, que tienen una política exterior y económica al margen -el reino Unido no forma parte del euro- pero está por ver lo que diga Dinamarca, gobernada desde hace poco por socialistas; lo que diga Grecia tras sus próximas elecciones (no olvidar que Papandreu estuvo gobernando hasta hace unos meses con mayoría absoluta) y está por ver lo que pasa en la misma Alemania tras las elecciones que se celebren cuando toque. Si los países citados (excepto el Reino Unido) pasasen a manos socialistas y sus primeros ministros siguiesen la estela de Hollande, con no ser un programa verdaderamente revolucionario, las cosas podrían cambiar.

En primer lugar, para un pacto por el crecimiento se tienen que ver concernidos los Estados, por lo que no depende solo de lo que quiera o no quiera la iniciativa privada. Un plan de infraestructuras implica inversiones públicas; todo lo contrario que las políticas presupuestarias restrictivas que se están llevando a cabo en R. U., Francia, Alemania, España, Portugal, Grecia e Italia, entre otros países. Más difícil me parece la creación de eurobonos, pues para eso tiene que haber un acuerdo del BCE y éste está en manos de la banca alemana; es el peaje que hubo que pagar, entonces, para crearlo e incluso establecer el euro.

Yo creo que los partidos socialistas tienen que diferenciarse claramente en el seno de la U.E.: lo tienen que hacer en el Parlamento Europeo, donde no siempre lo hacen y además no nos enteramos; lo tienen que hacer en la Comisión, donde hay comisarios socialistas que son verdaderos burócratas; lo tienen que hacer en el Consejo (esto, claro, solo es posible si hay gobiernos socialistas en los Estados miembros) y lo tienen que hacer fuera de las instituciones. Debe reavivarse la unión entre los socialistas europeos por medio de la IS, si es que ya no está muerta, y si lo está por medio de otras fórmulas a crear. Lo que no tiene sentido es el seguidismo, el despiste y la molicie sobre lo que marcan Alemania y Francia en manos de conservadores. 

L. de Guereñu Polán.

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