miércoles, 29 de febrero de 2012

Lo que me separa del 15-M

Halagar no debe ser el estilo de una persona honrada. Por lo tanto, así a los amigos como a los enemigos -si estos existen- ha de decírseles las cosas tal cual uno las piensa; sin temor a represalias o malos humores. El movimiento 15-M, que no sé si tendrá un núcleo organizado llamado Democracia Real Ya, tiene un gran mérito por haber espoleado a una sociedad dormida y acomodaticia con un estado de cosas corrompido y adocenado. Obviamente, no todo en la vida cívica y nacional es malo; hay muchas personas que están trabajando por un mundo mejor: ONG, voluntarios, altruistas, honrados responsables públicos y profesionales de todos los órdenes que salvan a la sociedad del caos.

El 15-M tiene una propensión -al menos en sus miembros más conspícuos, pues es un movimiento heterogéneo- a la descalificación de la política y de los políticos. A una persona de mi generación (a muchos como yo) no se le puede decir sin más que todo el trabajo realizado no ha valido para nada: hubo un tiempo en España en el que la libertad de expresión no estaba garantizada, ni había derechos civiles; donde el mero hecho de discrepar era delito. No había sanidad universal, ni educación generalizada; ni subsidios de paro, ni leyes de dependecia, ni reconocimiento de derechos a las minorías... No sigo porque toda casuística puede resultar aburrida e incluso inútil. Lo anterior son derechos que se han conseguido con mucho esfuerzo, con muchas movilizaciones (como las que ahora protagoniza el 15-M) por personas de generanaciones anteriores a la que actualmente es joven y animosa.

La política es un noble arte (otra cosa es el uso que algunos hacen de ella) por lo que descalificarla no es bueno para la convivencia ni para la educación cívica; los políticos son necesarios en toda sociedad compleja, pero hay que echar a los políticos que no hacen honor a ese nombre, sino que están por el medro o el enriquecimiento personal: yo sé que no son pocos. La ley electoral, tan denostada, permitió votar a muchas personas que no lo habían hecho durante cuarenta años; ahora toca reformarla radicalmente, pero si no se hace, no por ello es ilegítima la democracia española, que es como muchas otras, imperfecta y perfectible. El radicalismo está muy bien -en mi opinión- para la práctica, pero no tanto para el discurso. La experiencia que tengo -no mucha porque no soy sabio- me dice que el más radical con la palabra no suele ser el más revolucionario en la realidad.

También se descalifica a los sindicatos de trabajadores: ¿por que? Estas organizaciones han conseguido muchas mejoras para los más pobres; han tenido una lucha titánica durante décadas, han sacrificado a familias enteras en el logro de conquistas que hoy consideramos irrenunciables (aunque en peligro). 

Noto de falta en el 15-M definición: no puedo pretender que el movimiento se declare "socialista", ni "liberal", ni "demócratacristiano", ni "fascista" o "comunista", toda vez que son categorías con las que puede uno no sentirse necesariamente identificado; pero sí puedo pedirle el 15-M que diga si es progresista o no; si está de acuerdo con un modelo de sociedad o con otro, en qué coincide con los ecologistas y en qué no, en que con los socialistas y en que no; en que coincide o discrepa con unas y otras ideologías. ¿Se trata de una ideología nueva? ¿Cuales son sus señas de identidad? ¿En que presupuestos hunde sus raíces? ¿O no tiene raíces? 

Porque si no tenemos claros los objetivos, el modelo de sociedad que deseamos (el modelo de acción parece claro: el asambleísmo) no podemos estar seguros de estar en el camino acertado. ¿Hay alguna organización detrás del 15-M? Si no la hay, ¿se va a establecer un núcleo orgánico que aglutine a un colectivo cada vez más numerosos (eso sería deseable) y plural? Pero toda pluralidad debe concretarse en objetivos claros; no vaya a ser que el 15-M sea una ilusión y luego cada uno vaya por su lado. Ya he visto "revolucionarios" que a los pocos años teminaron en poltronas administrativas muy bien pagados habiendo engañado a una muchedumbre. No espero eso del 15-M, pero sí espero definición y objetivos claros.

L. de Guereñu Polán.

1 comentario:

Isidoro dijo...

No solo el "movimiento" 15M (el apelativo no trae buenos recuerdos)tiene que confesarse en positivo y no solo en contra de que está, también tiene que articularse como movimiento político, ya que, de no hacerlo así, el paso desde el anti-partidos y anti-sindicatos, hasta anti-democracia es muy corto. Y puede ser propiciado por una minoría violenta que aproveche el impulso.
La historia está llena de ejemplos similares y todos terminarón mal para la mayoría.
Isidoro Gracia