Es mi opinión, que los que en estos momentos de crisis atacan lo que ellos califican de privilegios de los sindicatos, se alinean claramente con la política actual de los hermanos Castro en esta materia. Además en muchas ocasiones (casi siempre) lo hacen utilizando falsedades, que no por repetidas se convierten en verdad, medias verdades o anécdotas individuales generalizadas, de forma muy similar a como hicieron, en su día, para llegar al poder, personajes como Mussolini, en el proceso de apartar de su camino a las organizaciones que pudieran estorbar sus planes. Con lo que se cierra un extraño círculo que comunica dos de los extremos políticos. Cierto es que, los Castro y Mussolini, después de las infamias pasaron a los hechos, paso en que esperemos no estén pensando dar los actuales críticos.
Tienen que conocer los ciudadanos, que los Sindicatos son unas organizaciones que fueron testigos y actores de los levantamientos obreros, agudizados por la grave crisis económica del momento, que contribuyeron decisivamente a la abolición de la esclavitud en Inglaterra, hacia 1840. O que los movimientos revolucionarios de los años inmediatamente posteriores, en toda Europa, con exigencias tanto de carácter político como social, son los que llevaron al nacimiento de lo que hoy se conoce como Derecho de Trabajo. Y que es muy evidente que en cada uno de los avances en lo que llamamos el Estado de Bienestar, del que disfrutamos en Europa, y en menor medida en España, (Educación, Sanidad, Pensiones y Servicios Sociales) han estado presentes los Sindicatos como motores de impulso. Por lo que cada pequeña pérdida de poder o influencia sindical nos envía en una dirección que tiene su origen en la esclavitud y ausencia de derechos.
A los que critican los métodos, hoy extremadamente moderados, de lucha y defensa de los intereses de sus afiliados, hay que recordarles que incluso la doctrina social de la Iglesia católica acepta que: “los sindicatos modernos han crecido sobre la base de la lucha de los trabajadores, del mundo de trabajo y ante todo de los trabajadores industriales para la tutela de sus justos derechos frente a los empresarios y a los propietarios de los medios de producción” , que “la actividad de los sindicatos entra indudablemente en el campo de la política”, e incluso la huelga “es un método reconocido por la doctrina social católica como legítimo en las debidas condiciones “, con los limites “del bien común de la sociedad”, “no estar destinada a la eliminación del adversario“ ,o al “ejercicio de la violencia contra los propietarios”
Dicho y aceptado, por mí, lo anterior, ¿porqué un parado, no afiliado sindicalmente, va a aceptarlo?
Febrero de 2012
Fdo. Isidoro Gracia Plaza
1 comentario:
Me ha gustado mucho el artículo de VICENÇ NAVARRO, publicado hoy en el diario Público, sobre “Salarios y competitividad”.
Es verdad, los adalides del Neoliberalismo (el nuevo Gobierno de la derecha española entre ellos, faltaría más) no se cansan de repetir que la economía española, para ser competitiva, tiene que conseguir una rebaja generalizada de los salarios, porque, siendo éstos una de las principales variables que repercuten en el coste final de los bienes y servicios, y estando, según ellos, en España por encima de sus posibilidades, lastran de una manera insoportable la competitividad de nuestras empresas.
Se olvidan –intencionadamente, claro- de decir toda la verdad. Ocultan intencionadamente que otro de los componentes sustanciales del precio final de los bienes y servicios es el beneficio empresarial. Decir, por lo tanto, medias verdades es mentir, mentir intencionadamente. Hablar en serio de competitividad es hablar, por supuesto de salarios, porque estos forman parte determiante de los costes de producción, pero es hablar también de beneficios, de lo uno y de lo otro.
No nos resignemos a aceptar sin más las tesis del pensamiento único imperante. Una mentira repetida cien veces no tiene por qué ser verdad. No podemos, pues, admitir sin más que la competitividad de la economía española pasa única y exclusivamente por hacer que desciendan los salarios. Porque no se sostiene objetivamente, científicamente.
También han llamado mi atención, y me permiten realizar una reflexión al respecto, algunas de las afirmaciones que hoy efectúa XOSE LUIS BARREIRO en su artículo habitual de La Voz de Galicia. Afirmaciones a propósito de las útimas decisiones tomadas y explicadas por el Gobierno de Rajoy en materia económica, laboral o incluso de seguridad ciudadana.
Tampoco nos dejemos engañar por el lenguaje utilizado, porque, un día sí y otro también, cuando se afanan en vendernos rigor en realidad lo que están practicando es dureza, cuando pretenden convencernos de que lo que buscan sus reformas es la flexibilidad en realidad lo que producen es debilidad en los ya de por sí más débiles, y que, cuando afirman que las intervenciones policiales se justifican por la necesidad de restablecer la seguridad y el orden público, en realidad lo que no toleran es la protesta ciudadana que, por cierto, en nuestro país es desde la Constitución de 1978, un derecho fundamental.
Delfín Fernández Alvarez
Publicar un comentario