miércoles, 8 de febrero de 2012

¿Que está pasando en la Unión Europea?


Yo creo que ante la insuficiencia institucional de la Unión Europea, los ideólogos del gobierno alemán han aconsejado a la canciller que sea Alemania quien verdaderamente gobierne la coalición de países. "De facto", pues, Alemania es el gobierno de la Unión Europea, aunque existan instituciones que han demostrado su inoperancia para muchos temas como la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo. El presidente de la Comisión, Durâo Barroso, se ha convertido en un "procurador", que va de aquí para allá intentando acuerdos entre las instituciones y los países. El presidente nominal del Consejo, van Rompuy, no es quien verdaderamente dirige el Consejo, que sigue siendo la institución donde están presentes los gobiernos de los países miembros; es más bien un embrión de lo que se quiere que sea el Consejo en el futuro, pero quizá ese futuro no llegue nunca, porque los Estados más poderosos no han demostrado voluntad de perder más soberanía en favor de la Unión. La responsable de asuntos exteriores, Catherine Ashton, no tiene verdadera capacidad para actuar en nombre de la Unión porque hay países que no ceden su política exterior: el Reino Unido es el ejemplo más claro, que tiene la misma política exterior que Estados Unidos, gobierne quien gobierne en aquel Estado europeo; pero también España, en algún momento, se ha saltado la política exterior común, como cuando decidió participar en la ilegal guerra de Irak; y Alemania cuando decidió reconocer a Croacia al margen de la Unión Europea, causando estragos en la política exterior de la Unión en la antigua Yugoslavia. El caso de Kosovo ha clamado al cielo, ya que unos países de la Unión han reconocido al nuevo Estado y otros no. No digamos respecto de las grandes potencias como Rusia y China, ante las que la Unión no tiene una política exterior común.

Los ideólogos de la canciller alemana, creo, hace tiempo que le han aconsejado que coja el toro por los cuernos: que haga valer el papel de gran potencia de Alemania y que condicione toda la política interior, por lo menos de los 17 países que forman parte del euro. Así, los asuntos económicos y monetarios, son dictados por Alemania al margen de las instituciones comunitarias, que cuenta con la muleta de Francia al estar gobernada por conservadores como los de la canciller. En realidad esta política no es más que la que ya en su momento siguió el general De Gaulle con Adenauer, impidiendo la entrada del Reino Unido en la U.E. hasta el año 1973. Razón tenía el héroe francés, pues Reino Unido nunca ha sido, realmente, miembro de la Unión: no forma parte del euro y tiene una política exterior y de defensa al margen del resto. También en materia aduanera y de comercio exterior Reino Unido actúa con frecuencia al margen de la Unión.

Toda política económica no deja de pasar por la decisión del gobierno alemán; toda política monetaria lo mismo, además de por el Banco Central Europeo, sobre el que conviene recordar que cuando se acordó su creación una de las cláusulas, redactada sibilinamente, dejaba en manos de la banca alemana su funcionamiento y política; no en vano es esta banca alemana la que da sentido al BCE. Yo creo que es lógica la política del gobierno francés sirviendo de muleta al alemán, pues de esta forma condiciona -en la medida en que pueda- las decisiones a tomar en relación a los paíes más débiles, que son todos los demás. Mientras Francia juegue el papel que está jugando no se tomará ninguna media hacia ella como por ejemplo las que se exijen a Grecia, a Portugal, a Italia o a España. Hay países en la Unión que son verdaderas provincias, como es el caso de Bélgica, Holanda y Dinamarca, pues gozan de una economía sana debido a su integración total con la economía germano-francesa. 

Todo ello -si el análisis que aquí se hace es correcto- nos lleva a que la Unión está gobernada por banqueros y políticos conservadores que velan, antes que nada, por sus intereses. El seguidismo de los partidos y organizaciones socialistas es suicida para ellos. Ahora, en el plano internacional (en el plano de la Unión) o se ponen de acuerdo los partidos socialistas y progresistas para dar alternativa a la actual situación o no habrá nada que hacer. Las políticas de ajuste, sin más, seguirán; los países "ajustados" no podrán salir de su endeudamiento con el BCE y el FMI, y serán meros apéndices de una situación "de facto" que se salta toda legalidad instituciona en el Unión. Ya cuando Alemania del Este entró en la Unión Europea lo hizo contra toda legalidad: se unió a la de Oeste y quedó integrada sin más, cuando tendría que haber pasado por las condiciones que se han impuesto a los demás Estados en sus integraciones respectivas. Es un caso poco hablado, pero ahí empezo la política "de facto" de Alemania y no ha parado. 

Quien lea a Shumann, a Spaak, a Monnet, a Spinelli; los padres de la Unión Europea, verá que no se están haciendo las cosas como ellos plantearon, que hablaron de una federación de Estados europeos; ni siquiera se están respetando los Tratados (el de Lisboa es, en lo sustancial, papel mojado) y no digamos el de Roma que ha sido enmendado hasta quedar irreconocible. Esta política "de facto" es parecida -salvando las distancias- a aquella en la que dos superpotencias, la URSS y EEUU, gobernaban cada una medio mundo: no había legalidad que las amparase, pero lo hacían porque ejercían su poder sin más.

L. de Guereñu Polán.


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