viernes, 9 de marzo de 2012

Otro ejemplo de mal ejemplo

La exministra de Economía, Elena Salgado, ha aceptado formar parte, como bien pagada ejecutiva, de una empresa chilena que opera en España. La ley de incompatibilidades para altos cargos de la Administración obliga, en nuestro país, a esperar dos años para poder dedicarse a la empresa privada, pero con un permiso del Gobierno este inconveniente queda salvado. Es una deficiencia de la ley de incompatibilidades aprobada en su momento, pero cabría esperar de personas como la señora Salgado más sentido de la moral y de la dignidad públicas. 

¿Que garantías tenemos de que la empresa chilena que contrata a la señora Salgado no se ha beneficiado de medidas tomadas por ella? Ningua. Personalmente creo que no debe haber tomado ninguna medida que haya beneficiado a esa empresa chilena, pero una cosa es lo que yo crea y otra lo que pueden creer otras personas; otra cosa es el ejemplo que todo cargo público debe dar a la sociedad. La austeridad -tan cacareada hoy en día- no debe venir por las restricciones presupuestas a la sanidad o a la educación; la austeridad debe venir por la renuncia a cobrar enormes sueldos por parte de personas que gozaron de la confianza para ocupar altos cargos de responsabilidad política. "La mujer del César -dicho sea sin ánimo machista alguno- no solo debe ser honrada, sino parecerlo".

Deje la señora Salgado de entregarse a los intereses de una empresa privada; espere los dos años que establece la ley (dura lex, se lex) y luego haga de su capa un sayo, a ser posible dentro de la ley. 

L. de Guereñu Polán.

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