jueves, 8 de marzo de 2012

¿Vivíamos los españoles por encima de nuestras posibilidades cuando estalló la crisis?


Se afirma, con demasiada frecuencia, que el elevado endeudamiento del Estado español se debe a que, cuando estalló la crisis, los españoles vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Algunos autores, como VICENÇ NAVARRO, JUAN TORRES LOPEZ Y ALBERTO GARZON ESPINOSA, sostienen que el descomunal endeudadmiento de España es sobre todo privado, de particulares y de empresas, y que éste se ha proudcido porque nuestros salarios, en reducción continuada durante los últimos años, se han ido situando por debajo de nuestras necesidades.

Sólo algunos datos para coorroborarlo: en 1960 la participación de los salarios en el PIB español (al coste de los factores) era del 68%; en 1976 alcanzaba su máximo histórico en los últimos 35 años, un 73,63%; descendiendo hasta un 60,21% en el año 2008, justo cuando acababa de estallarnos la crisis, originada en un principio con las hipotecas basura en los EE.UU. y extendida luego a la economía mundial

En los últimos años, sobre todo a partir de nuestra incoporación real a la UE, se han ido aplicando en España, con la excusa de poder ser más competitivos y de luchar contra la subida de precios y de crear empleo, políticas de contención salarial, que nos han ido diferenciando de los demás países de la OCDE donde los salarios reales sí han seguido creciendo, provocando con ello que seamos hoy en día uno de los países con mayor desigualdad de Europa.

Esta pérdida de peso de los salarios ha tenido dos grandes efectos: por un lado, ha debilitado mucho el mercado interior, porque éste depende del gasto que se realice, y, por otro lado, ha inducido a particulares y a pequeñas y medianas empresas a un progresivo endeudamiento para poder hacer frente a sus respectivas necesidades.

No es casualidad ni mucho menos que España sea, al mismo tiempo, el país en donde no han subido los salarios reales y el que ha registrado un incremento más vertiginoso del endeudamiento privado, que ha llegado a representar el 150,4% de la renta disponible neta, y una reducción correlativa del ahorro que ha llegado a situarse en tan sólo un 11% de dicha renta.

Por lo tanto, estos datos ponen de manifiesto que nuestro endeudamiento no se debe, como con demasiada frecuencia se está diciendo, a que los espoñoles hayamos vivido “por encima de nuestas posibilidades”, sino a que los salarios han estado por debajo de nuestras necesidades.

Delfín Fernández Alvarez
Vigo, 8 de marzo de 2010

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