lunes, 30 de abril de 2012

Una enseñanza con mala suerte

El institucionista Giner de los Ríos
Echando un vistazo atrás lo cierto es que son muy pocos los ministros de educación que merezcan este nombre en la historia de España. A los nefastos Moyano y Orovio hay que unir aquelllos cómplices de la dictadura franquista, que tomaron la enseñanza como un coto en favor de los centros religiosos y dejaron a la escuela pública a su suerte. Atrás quedaba la obra ingente de Marcelino Domingo durante la II República española, el primer ministro de educación que realmente tuvo España, en cuyo mandato se construyeron miles de escuelas en otros tantos pueblos, aldeas, villas y ciudades de España. Luego habría que esperar al año 1970 para que un ministro hiciese aprobar una ley que sí hizo algo por la enseñanza en nuestro país: Villar Palasí era un técnico, pero se dio cuenta de que el país seguiría atrasado sin una reforma de su sistema educativo. Aquella ley no fue un milagro, pero sí un bálsamo en medio de la profunda herida que afligía a España. 

Luego hubo que esperar a José María Maravall, en los años ochenta pasados, que ha hecho de la enseñanza en España el mayor esfuerzo de democratización que jamás se haya conocido. Con la ley que hizo aprobar al Parlamento vivimos hoy, sometida a recortes y ataques del actual gobierno. También de algunos consejeros autonómicos, como el de Galicia, que tiene tanto de conselleiro como yo de obispo. ¡Que inutilidad y que desidia!

Parece mentira que España sea el país de krausistas e institucionistas como San del Río, Gumersindo de Azcárate, Giner, Azorín, Unamuno, Rafael Altamira, Luis Araquistain, Julián Besteiro y otros a quienes no nombro aunque méritos tienen para ser recordados permanentemente. Fueron "textos vivos", como les calificó alguien que no era precisamente simpatizante de la Institución Libre de Enseñanza. Predicaban con el ejemplo, no se apartaban un ápice -en su comportamiento personal- de lo que enseñaban en las aulas y en las conferencias. Hace ya tiempo que Calvo Buezas recordó que "unos son los que llevan la ley en los labios; son los que dicen. Otros los que llevan la ley en el alma; son los que sienten". 

El actual ministro de Educación, que está en el cargo para cumplir una siniestra labor de desmantelamiento y ofensa, es de los que dicen: en sus manos está la ley; pero no siente nada, no tiene idea de lo que se juega el país con la eliminación de becas a los más necesitados, con el aumento de alumnos por aula, con la negativa a convocar oposiciones para suplir a los profesores jubilados; no tiene ni idea de lo que lleva entre manos y nada dice sobre la catástrofe que significa para España la práctica eliminación de las inversiones en investigación; desaparecen los becarios, ya de por sí mal tratados, y el dinero se lo llevan las corridas de toros y otras lindezas. No hay dinero para la actualización del profesorado, no lo hay para innovación educativa, no lo hay para contratar a profesores de pedagogía terapéutica; pero sí lo hay para dispendios en aeropuertos que no tienen aviones o en edificios faraónicos que no tienen usuarios. 

O puede que el ministro de Educación sí sepa lo que tiene entre manos, pero prefiera ver a España -como los que le precedieron con las mismas ideas que él sostiene- con la mente en blanco y la tierra infecunda.

L. de Guereñu Polán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estas realidades solo pueden sorprender a quienes les votaron con buena voluntad, que no se dieron cuenta a tiempo que siempre hacen este tipo de cosas. Está claro que "algunos" solo se manejan bien con pueblos cuanto más incultos mejor. Así no sabrán distinguir la diferencia entre ajuste-recorte,liberalización-privatización, reforma-supresión, supervivencia-repago,...etc. y hasta donde dije "digo" digo "diego" K.P.