viernes, 18 de mayo de 2012

El Estado claudica

Los que se han repartido el botín
No solo en España y con gobiernos socialistas (ahora con gobierno conservador) sino en toda Europa. Sabido es -y la frase no es mía- que cuando la economía es totalmente libre tiende a esclavizar a los ciudadanos, por lo que una sabia decisión sería esclavizar (hasta el grado que fuese necesario) a la economía para que los ciudadanos fuesen verdaderamente libres. Porque libre no es solo votar o expresar las ideas; para ser libre hay que estar a la misma altura unos de otros. Si la economía está en manos de mil familias el resto tiende a no ser libre o a ver su libertad reducida drásticamente. 

Cuando la crisis financiera estalló en el año 2008 en Estados Unidos y luego se extendió a Europa (y en general a todo el mundo industrializado), el Banco Central Europeo no supo preverla, tan bien pagados como están sus mandamases, con tantos equipos de estudios que tienen a su servicio. A toro pasado predicó -y los gobiernos le siguieron a pies juntillas- políticas de austeridad y que se redujese drásticamente el gasto público, con lo que quien paga el pato es la ciudadanía. El Consejo de Ministros de Finanzas de la Unión Europea, poco después, acordó que cada país garantizase los ahorros de los ciudadanos con una aportación que el gobierno español duplicó. 

El resto es sabido: si la banca no concede créditos las empresas no crean empleo o lo destruyen, algunas desaparecen y aumenta el paro; si éste aumenta baja el consumo y la espiral empieza a ser dramática. Los gobernantes, mientras tanto, haciéndose los tecnócratas en vez de velar por los intereses de los ciudadanos. Pero velar por estos intereses implica dar la vuelta al calcetín, es decir, cuestionar el sistema mismo, lo que no está dispuesto a hacer ningún gobierno europeo -hoy por hoy- a no ser que la opinión pública griega (y veremos lo que sigue) se lo haga comprender. Personalmente creo que la austeridad es necesaria, pero de los Estados, de sus instituciones, no de los ciudadanos, porque si estos no consumen no hay economía que valga.

Mientras las entidades financieras se emponzoñaban con pésimas gestiones y el Banco de España en nuestro caso no se enteraba -eso sí, su Gobernador pontificaba en el Parlamento- algunos políticos rentabilizaban electoralmente su gestión con obras faraónicas que se llevaban el dinero de Cajas y Bancos pero que no servían para nada (leáse Cidade da Cultura en Santiago, aeroropuestos de Ciudad Real y Castellón, Terra Mítica en Benidorm... y no sigo para no aburrir). Los miembros de los sindicatos en los Consejos de Administración tampoco se enteraron, sencillamente porque no sabían de qué se tenían que enterar. Es decir, el que estaba en función de lo público claudicó: partidos, sindicatos, Estado... y así nos ha ido. 

Los pésimos gestores de las entidades financieras españolas seguramente no pasarán por un tribunal de justicia, a pesar de haber robado a manos llenas con contratos que tenían de legal lo que ellos querían... junto con las autoridades públicas que se lo permitieron. Ahora dígaseme si estaría o no justificado que la gente saliese a la calle -ya lo está haciendo en el caso del timo de las "preferentes"- votase a la extrema derecha (aquí lo ha hecho a la derecha extrema) o cosas por el estilo. Si el Estado claudica, es lo que tiene.

L. de Guereñu Polán. 


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