sábado, 16 de junio de 2012

Carta de Baaba Maal

Baaba Maal ha escrito una carta al mundo explicando la situación que padecen 18.000.000 de personas en el Sahel debido al hambre, la cual es debida a la sequía, a los conflictos internos y la pésima organización económica del mundo. Como hay muchas personas que viven en la abundancia -no en el Sahel, por supuesto- hay también muchas que defienden el libre mercado, la especulación, la oligarquización de los recursos económicos y mil estupideces más, se dan situaciones dramáticas como la que aquí referimos.

Pero mientras tanto, según la ONU, un millón de niños pueden morir en los próximos días. No sabemos si la joven mujer de la fotografía está descansando de un trabajo estéril en la tierra seca o ha terminado de cavar la tumba para uno de sus hijos. La inestabilidad política, por ejemplo en Mali, donde 340.000 personas han tenido que abandonar sus hogares e ir a otros países; la subida de los precios, pues al escasear los alimentos aquellos se elevan hasta niveles inalcanzables (¡las sacrosantas leyes del mercado...!), las tormentas de arena y los paisajes abandonados se enseñorean del Sahel.

Países enteros sufren la situación descrita: Mauritania, Burkina Faso, Camerún, Chad, Gambia, Níger, Nigeria y Senegal se suman al drama de Mali. Cuando dentro de unos días las autoridades de los países ricos se reúnan el Bruselas tratarán éste asunto, pero por ahora no se llega ni al 45% de los 1.500 millones de dólares que se necesitan para salir de la situación de hambruna que se padece. Es una buena ocasión para demostrar si los organismos internacionales sirven para algo más que para pagar grandes sueldos a sus funcionarios. No ignoro que en ocasiones se han resuelto problemas urgentes, pero no se dan pasos para que la economía mundial impida pasen estas cosas.

Las oligarquías locales, las grandes potencias, los usureros que dominan la economía del mundo, son los principales culpables; por sostener un sistema económico que reparte muy mal la riqueza disponible y de la que es dueña -se empeñe quien se empeñe en decir lo contrario- la humanidad en su conjunto. Reconozcamos, mientras tanto, el papel que está realizando la organización Programa Mundial de de Alimentos, que clama para que el mundo acuda en ayuda de una región extensísima y paupérrima del planeta.

L. de Guereñu Polán.

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