Hace unos meses falleció en Cochabamba (Bolivia) una de las mujeres más
admirables, de las muchas que ha habido, en el movimiento obrero y
feminista mundial. Había nacido en el seno de una familia humildísima
(su padre era minero) en 1937, pocos años después de que miles de
bolivianos se desangraran en la guerra del Chaco. Las antiguas minas de
Potosí, que los españoles habían explotado a una altura de 4.000 metros,
en un páramo insufrible, donde las penalidades no tienen medida, siglos
más tarde seguiría la lucha de mujeres y hombres de los Andes
bolivianos por su dignidad y derechos.
Domitila se quedó huérfana cuando era niña, y con su madre enferma cuidó
de sus hermanos al tiempo que trabajaba. El relieve pelado, los tonos
cobrizos de la tierra, el ferrocarril minero, la atmósfera siempre azul y
brillante, son parte del ambiente en que creció, trabajó, sufrió, luchó
Domitila Chungara. Los dictadorzuelos Barrientos y Bánzer saben bien de
ella; que su lucha fue pacífica, que fue una dirigente precoz y que
sufrió la represión tras la masacre de San Juan. Era el mes de junio del
año 1967 cuando un cuerpo de ejército, llegado de incógnito a la
región, rodeó a los mineros mientras festejaban la noche. Cuando acababa
se abalanzaron sobre las mujeres, los niños, los jóvenes y hombres de
las minas Catavi y Siglo XX. Una represión brutal y gratuita, si no
fuera porque se cobró considerable número de muertos y heridos.
Apresada Domitila fue torturada; decidida a una huelga de hambre como
protesta, fue seguida por cientos, luego miles de personas, que
contribuyeron a la caída del dictador, si bien la administración
norteamericana, al frente de la cual acababa de empezar su único mandato
Jinmy Carter, también inlfuyó exigiendo democratización en América
latina y respeto a los derechos humanos. Poco duró la esperanza, porque
en 1971 comenzaría -tras el breve mandato de Torres- otra dictadura
ridícula pero atroz, la de Hugo Bánzer, siniestro personaje que supo
adaptarse más tarde a la democracia boliviana.
Domitila honra el género humano; honra a la mujer trabajadora. Su libro
"Si me permiten hablar..." es -si no lo fuese su vida- un ejemplo de
compromiso con los débiles, con los pobres y con las clases populares.
L. de Guereñu Polán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario