Esta señora que tienen ustedes en la fotografía es doña María Dolores Amorós (más bien un dolor para los españoles). Fue directora general de la Caja del Mediterráneo durante diez meses y se puso 600.000 euros de sueldo al año. También una pensión vitalicia de 370.000 euros anuales, por lo que no perdió el tiempo. Investigada por la Audiencia Nacional y por la Fiscalía Anticorrupción, acusada de falsear presuntamente las cuentas (así podía ponerse los sueldos gigantescos que se llevó mientras hundía la Caja), reclamó 10 millones de euros (han leído bien) por despido cuando la entidad fue intervenida por el Banco de España. Dicha Caja del Mediterráneo ha recibido 5.800 millones de euros para su "saneamiento", pero ya ven a donde ha ido a parar una buena tajada.
Su antecesor, don Roberto López Abad tiene poco de abad: se llevó 5,8 millones de euros mientras el señor Rato, principal responsable del hundimiento de Bankia, sigue siendo Presidente del Consejo de Administrador de Caja Madrid, de donde también saca tajada a manos llenas.
Si no estamos en un país al revés que venga Dios y lo vea. Esta es la burocracia que hemos creado -o se ha creado- con tanta pamplina meritocrática. El país tiene solución; vaya que si la tiene: solo con atacar allí donde está la riqueza usurpada se saldan las deudas y el país se sanea de maravilla. Otra cosa es querer hacerlo... por quien puede.
L. de Guereñu Polán.
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