jueves, 21 de junio de 2012

Ya dimitió

Presionado por los más próximos y los más alejados, el Presidente del Tribunal Supremo de España, que es a su vez Presidente del Poder Judicial, ha dimitido, pero ello no significa que haya salido del lodazal. Creo que debe ser culpable de lo que se le acusa (pagar con dinero público diversiones privadas en una cuantía de varios miles de euros) por dos razones: si no lo fuera ¿por que ha dimitido? si no lo fuera ¿donde está el prolema en someterse a una investigación y a un juicio público? 

Un miembro del Poder Judicial le acusó, un fiscal no vio delito en el caso; pero una cosa es que no haya delito -lo que es discutible, como tantas otras cosas- y otra que exista alguna falta, algún dispendio, alguna responsabilidad en lo hecho por el ex-presidente, máxime siendo la máxima autoridad judicial de España, que debe dar ejemplo. Mientras el señor Dívar no sea investigado -y puede que no lo sea dado el apoyo que tiene en el Ministro del Interior y otras altas instancias-, mientras no se vea si ha de ser castigado por lo que ha hecho (como funcionario y por el Poder Judicial) seguirá en el lodazal, seguirá bajo sospecha, y los ciudadanos (entre los que me encuentro) podremos tener el convencimiento moral de que es culpable. 

El Poder Judicial, que por ley está para vigilar el correcto comportamiento de los jueces en el ejercicio de sus funciones (el señor Dívar era Presidente del Tribunal Supremo) no habrá cumplido con su obligación mientras no actúe; porque de lo que no cabe duda es de que el embarrado viajó privadamente a cuenta del erario público repetidamente, ha negado su culpabilidad y luego ha dimitido: no debe tener su conciencia tranquila; debe pues salir del lodazal, y si no lo hace por sí, deben de ser las instituciones las que lo saquen. 

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: