sábado, 7 de julio de 2012

Banco Interamericano de Desarrollo

Poblado en Haití
Sin negar que dicho banco ha cumplido una misión en la financiación de proyectos para el desarrollo y lucha contra la pobreza en América Latina y el Caribe, solo un vistazo a la situación que padecen algunos países de la zona habla de la ineficacia de la comunidad internacional para solucionar problemas de hondo alcance.

En primer lugar, un capital de 100.000 millones de dólares es insuficiente para atender a todas las necesidades de la población latinoamericana, aún sabiendo que los proyectos que financia el banco han de contar con las aportaciones de los estados y de la iniciativa privada. Piénsese que esa misma cantidad, pero de euros (es decir, más dinero) es lo que se pensó que España necesitaría del Banco Central Europeo para sanear su sistema financiero. No hará falta insistir en que las necesidades de millones de seres en América Latina y el Caribe superan con mucho las de la banca española, por más que éta ha sido depredada por unos cuantos sinvegüenzas (cuestión que en éste artículo no viene al caso profundizar).

Hay países que están en la extrema pobreza, como Haití, hay otros que tienen millones de seres en situación límite, como es el caso de Bolivia, Colombia, Perú, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Honduras, Cuba. Hay problemas sistémicos como el del narcotráfico (sabido es que hay campesinos que culvian coca si el mercado se la paga mejor que otros productos). Pero las plusvalías del mercado de la coca no va a los campesinos, sino a los intermediarios, generalmente funcionarios corruptos y capos estadounidenses. Hay poblaciones indígenas que necesitan ayuda después del mal trato que la sociedad blanca les ha dado durante siglos: en Brasil, en el norte de Argentina, en Bolivia, en Perú, en Venezuela, en México... 

Uno de los problemas más graves es el del reparto de la tierra, cuestión en la que el Banco no entra, pues no tiene competencias -como es lógico- y sí los gobiernos nacionales. Ha habido proyectos financiados que no han servido para solucionar los problemas del hambre en América porque los recursos han caído en manos de terratenientes, no de organizaciones sin ánimo de lucro o gobiernos honestos. Otro de los graves problemas es la escolarización, para lo que el Banco ha reducido sus partidas ante la falta de respuesta de algunos gobiernos, preocupados por problemas más inmediatos o insensibles a aquel asunto. 

Aunque el Banco no tiene relación de dependencia con el Banco Mundial ni el FMI, los informes de estos son tenidos en cuenta con demasiada frecuencia para dar fiabilidad a los proyectos que se presentan, y que son rechazados porque se juzgan con criterios exclusivamente contables, no políticos. La sede europea del Banco pasará a Madrid (hasta ahora estaba en París): veremos para que sirve. 

L. de Guereñu Polán.

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