sábado, 28 de julio de 2012

"Comprometidos"

Éste es el título que dio Stéphan Hessel a su ensayo sobre la obligación que, según él, tienen los ciudadanos ante la situación política de cada uno de sus países. Según él no vale solo con indignarse, hay que comprometerse. ¿Comprometerse con que? No con el abstracto, sino con lo que hay dentro de las posibilidades humanas. El escritor Manuel Rico ha publicado recientemente una glosa de la obra de Hessel en la que éste habla de la diferencia entre los movimientos sociales e intelectuales de los años treinta, cuarenta y cincuencia (tras la crisis de 1929 y la segunda guerra mundial) y los de la actualidad. Ahora todo consiste en negar, en descalificar, en denunciar, pero poco en comprometerse. 

Aquellos movimientos cívicos como el Grupo de los 47, intelectuales como Glass-Steagall, Huxley, Orwell, Faulkner, etc. criticaban a los partidos de izquierda ante sus defectos e indecisiones, ante sus claudicaciones, pero les apoyaban cuando era necesario combatir a los reaccionarios de la derecha. Rico señala que "sería un contrasentido, ante las próximas elecciones presidenciales norteamericanas, castigar a Obama por no cerrar Guantánamo", por haber asesinado a Osamba bin Laden digo por mi parte. La crítica implacable no está reñida con el apoyo ante la amenaza de la reacción y el conservadurismo más pernicioso.

Los movimientos cívicos, los intelectuales comprometidos, los ciudadanos que aspiran a una sociedad justa tienen que optar. No vale con descalificar y quedarse tan campante, sino que hay que poner verde a quien corresponda y luego apoyar al que haya demostrado un mayor compromiso con los más necesitados, con una moral igualitaria y un mundo justo y equitativo. 

L. de Guereñu Polán.

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