domingo, 15 de julio de 2012

FRENTE AL GRAN ENGAÑO, ELECCIONES O REFERÉNDUM

Ante la gravedad y el alcance de las medidas que está llevando a cabo este Gobierno de España, absolutamente contrarias y radicalmente distintas al programa electoral con el que el Partido Popular concurrió a las elecciones celebradas en noviembre del año pasado, creo que lo decente y sobre todo lo democrático es convocar de nuevo elecciones generales o en su defecto un referéndum y permitir que el pueblo, la ciudadanía, se pronuncie sobre lo que quiere en un momento tan difícil y trascendente para todos los hombres y mujeres de este país. No hacerlo es consumar un engaño colosal y un fraude político absoluto e intolerable, o bien pensar -como siempre han dicho los franquistas- que el pueblo español “no está preparado para decidir sobre cuestiones tan complejas”.

Todo el mundo sabe que en democracia, una victoria electoral, por muy clara que sea, ni da un cheque en blanco para hacer cualquier cosa, ni menos aún legitimidad para hacer todo lo contrario de lo que se ha prometido en la campaña electoral. Lo hicieron Hitler y el partido nazi en Alemania en 1933, hace ahora 79 años, y el resultado fue la ruina de Alemania y de Europa, y una guerra considerada la mas mortífera de la humanidad, que finalizaría en 1945, hace tan sólo 67 años, con cerca de 70 millones de víctimas. Aquella amarga experiencia y su lección, trajeron consigo ni mas ni menos que el llamado modelo social europeo, que desde hace algunos años el capitalismo internacional se está dedicando a erosionar, y que ahora el Gobierno Español, el Alemán, el BCE y la Comisión Europea, cautivos todos de las grandes entidades financieras, quieren cargarse en España en tan sólo unos meses. Se están rompiendo todos los consensos que nos llevaron a décadas de prosperidad y progreso, y eso tendrá consecuencias.

Los paralelismos con aquellos años terribles de Europa y de España, van más allá del engaño al electorado con toda la gravedad que eso encierra. Es que además, ahora el señor Rajoy se ve a si mismo y se presenta como un nuevo salvador de España, poseedor y administrador de una única verdad revelada (por la señora Merkel y sus bancos) de la que se considera fiel y leal depositario y administrador. Como Hitler, Rajoy parece considerarse un predestinado, un elegido, en este caso para salvar a España y regenerarla, y está dispuesto a hacerlo como antes lo hizo Franco, de cuya tarea se considera continuadora la derecha española de hoy. Para gentes así, hoy como ayer, “el fin justifica los medios”, cualesquiera que sean los medios. Dicen que del sacrificio -no de todos ni de los culpables por cierto- vendrá la regeneración, la prosperidad y la gloria de España, y de paso, para algunos, la fortuna personal.

Dice Rajoy que estamos ante un gobierno fuerte, que sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer y lo hará. Cree tener diseñados los mecanismos para neutralizar las protestas cualesquiera que sean: confrontaciones, manifestaciones y huelgas de todos los tamaños, incluidas las generales. Cuenta para ello no sólo con una clara mayoría parlamentaria, sino también con un sólido aparato represor, rápidamente “purgado” de mandos considerados poco afines. Dispone igualmente de unos medios de comunicación controlados y sumisos tras hacer desaparecer a aquellos más críticos y discrepantes, siendo el último baluarte conquistado el de RTVE. Las consignas informativas son “no alarmar”, sino “entretener”, “explicar lo que hace el Gobierno”, y “sordina o silencio a la oposición”. La connivencia de la derecha española con el poder judicial no es de ahora, se ha puesto y se sigue poniendo en evidencia cada día, hasta el punto de considerarla como la garantía última de su control absoluto.

No están improvisando, sino ejecutando su muy estudiado programa oculto, con la crisis económica como pretexto y gran coartada. Ya en diciembre del año pasado hicieron acopio de partidas extraordinarias de material antidisturbios, prueba de que sabían lo que iban a hacer, y sus consecuencias. Creen firmemente que la mentira es una arma política legítima (el fin justifica los medios), y la utilizan siempre que pueden. Como Joseph Goebels creen y tienen fe en la propaganda, en la contrainformación y en que una mentira repetida mil veces por centenares de medios se acaba convirtiendo en verdad. Algunos de ellos, todavía hoy siguen queriendo convertir en posible verdad el gran engaño, la gran mentira de Aznar y su gobierno sobre los atentados de Atocha el 11 de marzo de 2004.

La realidad actual, además de las protestas, concentraciones, marchas, manifestaciones, y huelgas, exige además una reivindicación clara: La convocatoria de elecciones o un referéndum para que el pueblo decida. Si las cosas son como dice el Gobierno el pueblo lo entenderá y les dará su apoyo, pero con verdad, no con mentiras. Si por el contrario, el pueblo no lo ve así la política española tendrá que cambiar y lo mas rápidamente posible. Lo que no vale es seguir con el engaño, la mentira y el mangoneo y por encima llamarle a eso democracia.

No pedir la dimisión del Gobierno ante lo que está haciendo y no exigir la inmediata celebración de elecciones o referéndum es tanto como transigir con su engaño y su mentira, y sentar un peligroso precedente para el futuro de nuestra democracia. Si el pueblo español tolera que un partido político prometa y pida el voto para un programa, y luego en el poder traicione por completo ese programa y sus promesas, sin que le pase nada, corre un gravísimo riesgo de involución política e irreversibles perjuicios sociales y económicos. Lo democrático no es “esperar tres años y medio” a las nuevas elecciones. No se puede ni se debe esperar tanto tiempo, ni podemos caer en ese engaño. Dadas las circunstancias, lo democrático es consultar al pueblo ahora, todo lo demás es engañarlo deliberadamente y de paso esquilmar sus bienes y derechos.

XESUS MOSQUERA SUEIRO
15 de julio de 2012



2 comentarios:

L. de Guereñu Polán dijo...

Estoy de acuerdo con lo de las elecciones anticipadas, pero para ello los partidos de oposición, y en primer lugar el socialista, debieran desmarcarse claramente de las decisioens del Gobierno, pues parece que ha calado el "pensamiento único" de que solo de esta manera se sale de la crisis. En mi opinión la estrategia debiera pasar por una gran campaña de movilizaciones -da igual que salgan muchos o pocos a la calle- y luego un pacto de los patidos opositores para exigir elecciones anticipadas. El objetivo es que éste gobierno no agote la legislatura. Un saludo.

Xesus Mosquera dijo...

Creo que la campaña de movilizaciones se va a producir. O hay un gran pacto nacional de gran calado y la política que está llevando a cabo el gobierno se revisa a fondo, o se avecina una crisis política muy fuerte, larga y duradera, que incluso llegará a afectar inyternamente al PP. Toda la clase política puede acabar contra las cuerdas, lo cual es grave.