viernes, 24 de agosto de 2012

El inmigrante que dona


Éste Gobierno no da una. Me refiero a que no dispone una norma que favorezca a la población ni que le maten. Deseo con todas mis fuerzas que la legislatura no se agote, que se convoquen elecciones antes, que la población se movilice, que los partidos de oposición contribuyan a ello. Lo deseo pero no sé si nos libraremos de esta peste. 

Ahora nos vienen con que a los inmigrantes que no tengan permiso de residencia en España se les negará la tarjeta sanitaria, con lo que no podrán ser atendidos por los médicos salvo en casos extremos. Muchos médicos ya han dicho que, fieles a su juramento hipocrático, atenderán a dichos inmigrantes como a cualquier otra persona: ¡bien por los médicos! Que sirva de ejemplo para otros colectivos. Cumplir la ley está bien y es deseable, pero incumplirla y luego atenerse a las consecuencias es también lícito. Si muchos hubiesen incumplido las leyes en la Alemania de Hitler o en la España de Franco otro gallo nos hubiera cantado. 

Es veradaderamente aleccionador el caso de un médico que escribe hoy en un periódico de tirada nacional: dice que cómo le va a negar atención médica a un inmigrante sin permiso de residencia en España y luego pedirle que done sangre (en caso de que sea de los pocos que tiene el grupo sanguíneo requerido) o que done un órgano para salvar una vida, como ya se han dado casos de éste tipo. Es que la señora Mato, Don Mariano y compaía no las piensan. Están en otra cosa: con sus banqueros, sus malandrines, sus evasores de impuestos, sus usureros, sus terratenientes, su gente guapa de derechas de toda la vida y no reparan en que hay otras cosas, verdaderamente humanas, verdaderamente importantes, que son las que hay que atender. 

L. de Guereñu Polán.

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