sábado, 25 de agosto de 2012

Islandia y Grecia


Cuando a principios de la pasada década (comenzaba el siglo) se privatizaron los principales bancos islandeses, la política de sus gestores consistió en relacionarse más que nunca con las finanzas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Holanda, principalmente. Hasta tal punto esto fue así que muchos depósitos recibidos en los bancos islandeses procedían de británicos, norteamericanos y holandeses. Algunos señalan que una de las causas de que Islandia saliese en la página del mundo cuando surgió la crisis financiera que le afectó (y le afecta) fue que capitalistas y ahorradores de aquellos países estaban implicados. De lo contrario, tratándose de un país con algo más de 300.000 habitantes, el eco mundial no hubiera existido. 

La abundancia de dinero en los bancos islandeses hizo que se facilitase el crédito, con lo que aumentó el nivel de vida de la población autóctona, pero a costa de endeudarse; en realidad de endeudar al país, porque la banca islandesa estaba ligada a Lehman Brothers y otras. Cuando la banca de "los hermanos" quebró arrastró consigo a los desregulados bancos islandeses, descubriéndose que habían concedido créditos por encima de sus posibilidades, es decir, habían endeudado al país. Uno de los bancos islandeses pidió ser intervenido por el Estado, lo cual destapó todavía más la naturaleza de la crisis. 

¿Que hizo el gobierno socialdemócrata-verde en el poder? (había sustituido a un gobierno conservador autor del desaguisado): aplicar casi la misma política, pero con una diferencia: convocó sendos referendos que, aunque con escasa participación (¿no confiaba la población en la eficadia de su opinión?) derrotó las medidas de ajuste duro que se iban a discutir en el Parlamento, el cual no pudo seguir con dichas medidas e Islandia no ha respondido, ante las finanzas internacionales, de la enorme deuda contraída. Pero la población no ha pagado el pato como sí lo han hecho los griegos, los españoles y otros países. 

Es cierto que Islandia no está atada como Grecia porque no pertenece a la Unión Europea (diríamos que no es una "provincia" de Europa) pero sí pertenece al Espacio Económico Europeo, por lo que tiene preferencia para introducir sus productos -sobre todo pesqueros- en el territorio de la U. E. Cuando en Grecia gobernaba el Partido Socialista con el primer ministro Papandreu, este quiso convocar un referendo que legitimase las medidas que tenía pensado tomar o que el pueblo las rechazase. Las presiones internacionales debieron de ser feroces, porque se temía que la población griega adoptase la misma actitud que la islandesa. 

Grecia es un país con muchos más habitantes que Islandia, su economía es más difícil de gestionar, pero los problemas son los mismos: un sistema financiero desregulado, donde el Estado ha estado ausente, donde los tiburones de la política (nacional e internacional) han actuado a sus anchas, donde se ha engañado a la población día a día, año a año (en Galicia tenemos el irresuelto y sangrante caso de las "preferentes"). Por mi parte creo que no será viable una Unión Europea sin una política fiscal común, para que la libre circulación de capitales no encuentre mejor trato en unos paises que en otros; por otra parte tendrá que tener un verdadero banco central con capacidad para comprar deuda de cada una de las "provincias" con criterios de racionaldiad, sin obedecer a un gobierno o a otro (que siempre es el alemán por razones obvias). Es decir, la U.E. se enfrenta a una crisis sin ser ni un Estado unificado, con instituciones verdaderamente comunes, ni un conjunto de Estados confederados porque estos han delegado una enorme cantidad de soberanía. A la U.E. la crisis le ha cogido en la etapa de crecimiento, como a un adolescente, y ya se sabe que un muchacho, a los 16 ó 17 años, presenta problemas mayores que cuando era más joven o cuando ha madurado. En buen lio estamos metidos y malos gestores parece que tenemos, porque entre otras cosas no van a la cárcel los responsables del desastre: ni en Islandia, ni en Grecia, ni en España...

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: