martes, 28 de agosto de 2012

Ministros ineptos

De siempre ha existido la costumbre de nombrar a personas impreparadas para ocupar los más altos puestos del Estado, particularmente en los gobiernos, pero que esto haya sido así no debiera servir para que siga siendo. Durante el franquismo, por no ir más atrás, se nombraba a falangistas sin idea de lo que tenían entre manos con el único objeto de que amordazasen a la prensa y reprimiesen todo intento de libertad por parte de la población. Se nombraba a militares por el solo hecho de que eran leales (una lealtad servil) al dictador. Se nombraban también ministros preparados y que adoptaron importantes medidas para el "desarrollismo" del país, que no desarrollo, ello dentro de la lógica de los intereses que aquel régimen defendía: los de la oligarquía, los terratenientes, la cúpula militar, la jerarquía eclesiástica y algunos sectores meritocráticos que se adhirieron a la dictadura sin miramientos. 

Desde hace algunos años, el ministerio de Sanidad español ha estado en manos de personas que -siendo benevolente por mi parte- tomaron el pelo a los españoles: ¿como se puede poner al frente de un ministerio tan importante a la actual ministra o a la anterior socialista? La sanidad no es para tomársela a broma, sobre todo después de haber sido su máximo responsable un verdadero sabio como Bernat Soria. Tampoco es de recibo que el Partido Socialista haya tenido en la cartera de Exteriores a la señora Jiménez si antes había estado el señor Moratinos: la diferencia en preparación política y conocimientos entre ambos es abismal. Al frente de Industria el Partido Socialista tuvo a un experto en perder elecciones, el señor Sebastían, que rivalizó con la señora Jiménez en ese raro arte. 

El Partido Popular, en la actualiad, tiene también ministerios en manos de personas verdaderamente ineptas, como es el caso de la ministra de Trabajo, la de Sanidad, la Vicepresidenta, el de Justicia, el de Educación y el de Industria, por poner algunos ejemplos. ¿Por que esto es así? Por una costumbre inveterada entre los partidos políticos españoles (el régimen de Franco no cuenta salvo por lo dicho) de nombrar para estos cargos a personas de confianza del Presidente, pero el concepto confianza se entiende aquí como "confianza personal", no confianza en que el personaje en cuestión esté preparado para dirigir un ministerio. Se prefiere a un leal que a un capaz.

No dudo de que muchos ministros actuales y pasados serían unos buenos directores generales o jefes de negociado, pero al frente de un ministerio debe haber personas de gran capacidad política y experiencia (no tanto técnica, porque está demostrado que doctores en Derecho han sido pésimos ministros de Trabajo y así podriamos seguir). No debe ser ministro un jovenzuelo que no ha pasado todavía por el horno para cocerse en las lides más duras; no puede ser ministro o ministra alguien que tiene por todo bagaje ser amigo o amiga del Presidente. Los ministros deben ser personas curtidas en mil batallas y con capacidad para saber los objetivos a alcanzar, que serán unos u otros según la ideología dominante en cada caso. ¿Puede un joven ser ministro? Si es un caso excepcional y contrastado ¿por que no?

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: