martes, 4 de septiembre de 2012

Las placas de Laila Debboun

Una mujer marroquí
A la marroquí de este nombre no le ha podido hacer el médico unas placas porque no disponía de 60 euros para pagarlas. Las placas son necesarias para que otro médico le recete una medicación contra su enfermedad y así estamos.

Seguramente no es del todo cierto que Laila no disponga de sesenta euros, porque se consiguen entre amistades y poco más, pero el caso ejemplifica hasta que extremo un Gobierno puede llegar a ser miserable e insensible ante situaciones que sí pueden darse. 

Lo que el actual Gobierno de España está haciendo es propio de verdaderas mafias: se niega recursos suficientes a la educación obligatoria y pública, se niegan derechos sanitarios a los inmigrantes sin documentación, se encarecen las medicinas para las personas más necesitadas, se cambia la legislación que regula el aborto para dificultar el mismo a las persona con menos recursos, se permite que los ejecutivos de algunos bancos se lleven impunemente los ahorros de los impositores, se legisla en materia impositiva de manera lineal (subir el IVA a todos por igual es una discriminación flagrante, aunque resulte paradójico), se niegan becas a los hijos de familias necesitadas, se prima a los especuladores con una legislación permisiva en las zonas costeras, no se presta la atención que merecen las personas que han sido timadas por entidades bancarias, se mantiene en sus puestos a personas acusadas de graves delitos de forma reiterada y cuando la sociedad civil ya ha hecho su juicio moral... Así podríamos seguir.

De todas formas la sociología electoral es algo muy compleja y astillosa. Puede que un Gobierno castigue a los sectores más débiles de la población y puede que no reciba un rechazo electoral ejemplar. Las razones por las que las personas votan en unas elecciones son muy diversas y hay expertos que defienden la idea de que la decisión se toma -en muchos casos- en los últimos días antes de la votación, cuando los estados de ánimo puede que no estén lo más indignados que lo estuvieron con anterioridad. 

Por otra parte las sociedades desarrolladas (aunque haya desigualdades lacerantes) tienen una clase media muy abultada, que suele acomodarse en un estado de cosas mientras no le afecte gravemente, y aunque afecte a varios millones de personas que están excluídas del bienestar. Esta es una característica de la economía dual a la que nos hemos mal acostumbrados. Mientras tanto ¿cuantas Laila no podrán ser atendidas por el médico al haber decidido este Gobierno que no tienen ese derecho? 

L. de Guereñu Polán.

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