"Nos importan un bledo los presos de ETA enfermos", ha dicho el máximo
dirigente del Partido Popular en las provincias vascas. Un bledo es una
planta y lo dicho es un claro exponente de la falta de humanidad y de
humanismo que suelen tener los dirigentes de dicho partido, porque una
cosa es considerar los crímenes cometidos por una persona y otra
desearle la muerte, máxime cuando en España la pena de muerte está
abolida en todos sus códigos.
A mí -y creo que a millones de españoles- sí me importa, y mucho, que
los presos (de ETA y los demás) vivan cuantos más años mejor, a ser
posible en las mejores condiciones de dignidad, aunque algunos la hayan
perdido. Un preso sigue siendo un ser humano; alguien a quien le
importan un bledo determinados presos ha perdido parte de su humanidad,
según creo.
El dirigente conservador vasco habrá estimulado los más bajos instintos
de una parte de la población española, particularmente de las víctimas,
muchas de las cuales estoy seguro desean que el preso de ETA enfermo de
muerte se pueda curar y seguir cumpliendo su condena. Pero el Partido
Popular, mientras no desmienta a su dirigente vasco, prefiere que los
presos de ETA mueran en la cárcel, y como les importan un bledo, cuando
antes.
No es así como se construye un país en paz; no es esto para lo que los
españoles consiguieron una Constitución y las libertades que solo están
en peligro parcialmente con el Partido Popular, así como ciertos
derechos, el de la vida el más importante, por muy execrable que sea el
criminal de turno.
L. de Guereñu Polán.
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