Me refiero al del Partido Popular en Galicia, que es el que más deseo en estos momentos. Las primeras encuestas, demasiado alejadas del día de autos, predicen la victoria de dicho partido por mayoría absoluta. Si es así, apaga y vámonos, en cuyo caso debiera abrirse un período de reflexión seria y produnda entre los perdedores, lo que no creo se produzca, pero lo deseo. Pero es sabido que las decisiones de muchos electores se toman en los últimos días de la campaña electoral, por lo que todavía queda margen a la esperanza.
Que el Partido Popular seguirá siendo la primera fuerza de Galicia no lo pone en duda nadie, lo que ya debiera ser un motivo de reflexión para la actual oposición, en vez de darse por contentos si consigue un par de escaños más. Queda todavía mucho camino por andar. Si el supuesto desgaste de la actual Xunta de Galicia la capitalizan los nacionalistas será difícil que el Partido Socialista mejore sus resultados, pues comparten un segmento electoral que se inclina hacia unos u otros según los casos. Si los partidos ahora extraparlamentarios capitalizan el desgaste estaríamos ante el desastre para el Bloque, pero también podría perder apoyos el PP y el Partido Socialista, aunque creo que aquellos partidos no entrarán en el reparto de escaños al no llegar al porcentaje mínimo exigido en la ley por cada circunscripción.
Si el desgaste lo capitalizase el Partido Socialista habría que ver hasta que punto, porque mejorar un par de escaños no debe considerarse satisfactorio y a vivir otros cuatro años. Pero si el Partido Socialista sufriese una severa derrota no debiera por ello producirse espantada alguna. La actual dirección quizá debiera abrir un proceso de un año, aproximadamente, de duración, para renovarse con nuevas energías, sin vendetas y con ideas, que son las que faltan ahora.
L. de Guereñu Polán.
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