martes, 11 de septiembre de 2012

Una enseñanza dual

Rosa Sensat, gran pedagoga
Un estudio realizado por los profesores Paul Piff y otros para el caso de Estados Unidos y Canadá, donde el porcentaje de alumnos en centros públicos en superior al de España, revela datos muy interesantes que podemos comparar con nuestro país. En primer lugar diré que, aunque las leyes educativas en nuestro país (2) durante la democracia, fueron obra de los socialistas, aún queda un gran trecho por recorrer para que la enseñanza no sea una reproducción de la estructura social (injusta) que padecemos la mayoría de los ciudadanos. Además está comprobado que leyes progresistas e integradoras pueden quedar desvirtudadas por gobiernos conservadores: no dotando de recursos a la enseñanza pública.

En primer lugar, en España, la mayor parte de los centros privados para alumnos de familias ricas son de la Iglesia; lo que no es extraño, pues dicha institución se ha identificado siempre con el poder (político según quien gobierne y económico) contra lo que predican sus doctrineros de acuerdo con la moral cristiana. Aunque hay ejemplos de clérigos e instituciones religiosas dedicadas a la enseñanza de la infancia y juventud pobre, son muchos más los que se dedican a la formación de los hijos de las familias ricas. En estos centros eclesiásticos se enseñan principios de "autoridad, mando y jerarquía, docilidad, obediencia, resignación". 

Aunque el papel de la enseñanza en la formación de las personas tiene un límite (influye mucho más la familia, por ejemplo) no cabe duda de que el adoctrinamiento en los centros privados, frente a una enseñanza crítica y democrática en los públicos, juega un papel más o menos relevante para el futuro del ciudadano. 

Los socialistas debieran plantearse una política -que sería la segunda después de la legislación- de fuerte potenciación de la enseñanza pública, dotación de medios y ambiciosos objetivos; como esto solo es posible con recursos, porque a los centros públicos van alumnos de muy distinta condición social y medios económicos, los profesores de diversificación, de pedagogía terapéutica, de apoyo, etc. debieran aumentarse y debieran estar continuamente formados. Solo centros públicos prestigiosos y bien dotados pueden combatir una enseñanza privada elitista, segregadora, clasista y, en ocasiones, antidemocrática. 

Un futuro gobierno socialista debiera poner toda la carne en el asador en materia de Alta Inspección del Estado, tanto en los centros concertados como en los privados: sabido es que se cometen abusos y discriminaciones por razón de sexo, así como el cobro de estipendios ilegales. La enseñanza no es algo que se pueda entregar al libre juego del mercado, que es macabro y egoista; la enseñanza es una conquista social que debe estar tutelada, amparada, custodiada permanentemente por el Estado. 

L. de Guereñu Polán.

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