domingo, 28 de octubre de 2012

Desahucios


Ya es miserable y ruin echar a las personas de las viviendas porque no pueden pagarlas, sobre todo si el acreedor es un banco y no un particular. Como la banca ha campado por sus respetos desde hace más de un siglo en España, desde que a finales del XIX empezaron a crearse los bancos que fueron el origen de los actuales, sus dueños han creído que podían hacer lo que les viniese en gana: lo han hecho y nadie les ha parado los pies. Han robado a manos llenas, han arruinado a ahorradores, han provocado la quiebra de varias entidades, han trampeado de forma tan escandalosa que no sería creíble si no se hubiese comprobado en los últimos años. Y siguen.

Pero los gobiernos de España no han hecho gran cosa para defender a las personas que más lo necesitan, la mayoría de la población, de la rapiña bancaria. La ley hipotecaria española es antigua y beneficia a los poderosos; el sistema de desahucios es inhumano y los gobiernos han estado pensando en otra cosa. Cuando se habló de un crecimiento económico basado en la construcción de viviendas, violando toda norma urbanística y aún respetándola (pues se recalificaba suelo en función del interés de los especuladores), hace aproximadamente una década, nadie hizo nada por corregir dicho modelo de crecimiento. Como no quiero bajo ningún concepto caer en la demagogia reconozco que era difícil, cuando la construcción estaba generando riqueza al país, frenar ese "modelo", aunque sí se pudieron tomar medidas de precaución: mediante una ley que regulase realmente el suelo y evitase la especulación urbanística, limitando el poder de los Ayuntamientos para que no permitisen construir (y destruir) en todo lugar empeorando los espacios naturales, las costas y levantando edificios allí donde no llegaba una gota de agua. No se hizo.

Yo no espero nada de los gobiernos conservadores, pero sí esperé (ingenuamente) de las ministras de la Vivienda, que formaron parte de gobiernos socialistas, tomasen iniciativas para defender a los más necesitados. Ni Doña María Antonia Trujillo, ni Doña Carme Chacón, ni Doña Beatriz Corredor, tomaron iniciativa alguna para que se cambiase la ley hipotecaria en España, ni para regular de otra manera los desahucios, que debieran prolongarse procesalmente en el tiempo según que casos. Doctoras en Derecho las dos primeras, registradora de la propiedad la última ¿de que nos valen? ¿de que les han valido a los miles de personas que han sido arrojadas de las viviendas que habitaban o están amenazadas de serlo? Quizá estaban pensando en otra cosa: en su medro personal, en completar su curriculum... pero no es esto para lo que alguien es nombrado Ministra de la Vivienda (o Ministro) sino para tomar iniciativas que se anticipen a los dramas, o para dar solución a los problemas que eviten dichos dramas en el futuro. 

¡Que tiempo perdido entre julio de 2007 y octubre de 2010! ¿Para eso se creó el Ministerio de la Vivienda? ¿Así aplicaron su supuesta sabiduría estas ministras? Creo que hay mucho cuento entre buena parte de los políticos españoles: quiero pensar, deseo con todas mis fuerzas, que se ponga más cuidado en nombrar a personas para tan alta responsabilidad del Estado.

¿Como llamar al hecho de arruinar a una persona a la que se desahucia de una vivienda, si ya el banco se queda con la vivienda? ¿Como puede haber tanta usura y rapiña? Pues la hay y la ha habido, y con el beneplácito de gobiernos suspuestamente socialistas. La vivienda de protección oficial, que tan buenos resultados ha dado, solo es eficaz si el dinero público lo recibe el comprador, nunca el el promotor, porque este siempre exigirá un dinero fuera de control fiscal por encima de la tasación que el Estado haga a dichas viviendas "protegidas". ¡Cuanto tiempo perdido y cuanta incompetencia esparcida por las anchuras de España!

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: