domingo, 14 de octubre de 2012

El sindicalismo y el Partido Socialista

Puede parecer poco "actual" hablar del trabajo sindical de los socialistas, particularmente en España, pero si se hubiese hecho sin desmayo probablemente otro gallo nos cantaría. 

El Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores, históricamente, han sido siempre organizaciones hermanas, aunque Pablo Iglesias y Largo Caballero consideraron que habría que ir aún más lejos; el destino de las dos organizaciones debía ser fundirse en una gran "federación", para expresarlo con las mismas palabras del segundo dirigente citado. Hoy nadie habla de "emancipación" de la clase trabajadora, en parte porque las tradiciones socialistas se han perdido de la mano de dirigentes que tienen poco que ver con la historia del socialismo. En parte también porque la estructura de clases es hoy menos clara que hace un siglo, por ejemplo. La mayor parte de los trabajadores, en el sector terciario, son menos combativos que los obreros industriales de mediados del siglo pasado, por ejemplo, o que los jornaleros del sur de España en todo tiempo. 

Otra de las ideas que se han ido abandonando es la de "organización": se confía todo al marketing, a la publicidad, al ingenio de este o aquel lider, que generalmente no tiene la capacidad de otros anteriores, pero lo cierto es que tanto Pablo Iglesias como Largo Caballero estuvieron convencidos de que la organización firme y disciplinada era básica para intentar cualquier éxito. Hoy proliferan los dirigentes y militantes que actúan por su cuenta, sin tener en cuenta lo importante que es la organización centralizada, con todos los matices que se quiera poner a esta palabra. Basta leer algunos discursos de Largo Caballero y de Julián Besteiro para comprender que la organización se consideraba un objetivo histórico. Es decir, la clase obrera (el bloque de clases hoy) no lo era si no estaba organizada. Esto es discutible, pero así se concebía entonces.

Tanto es el mimo que la Unión General de Trabajadores tuvo por la organización que nunca fue partidaria de la acción directa, sencillamente porque era ilegal y ponía en riesgo la organización mediante la represión gubernamental. También fue la UGT remisa a la hora de convocar huelgas: fue partidaria de recurrir a ellas como último recurso, porque se sabía que el fracaso de una huelga es peor que no haberla convocado. La excitación e indignación de los afiliados llevaba a veces -aunque ello tenía un grave coste económico- a exigir la convocatoria de huelgas que los dirigentes frenaban en beneficio de mantener incólume la organización.

Antiguamente -y en los años setenta/ochenta pasados- no se concebía militar en el Partido Socialista y no realizar una labor sindical, la que fuese (ya pasando demandas a máquina, ya pegando carteles, ya agitando en las empresas, ya dirigiendo a los compañeros...). Ahora todo es muy distinto. El trabajo en los barrios, en las asociaciones, en los sindicatos, se deja a los vecinos, a los ateneístas u ONG, a la burocracia de los sindicatos actuales. 

Ya desde 1910, luego en 1918, pero también durante la II República española, los dirigentes socialistas demostraron que el obrerismo pablista debía ser complementado con la alianza con la burguesía progresista e ilustrada. Así fue posible participar en los gobiernos de la República, así fue posible hacer frente al fascismo durante los primeros meses de la guerra, antes de que la fortaleza del enemigo se hiciese patente en todos los frentes. 

Yo no oigo hablar de estas cosas hoy; quizá porque no tienen el sentido que yo veo en ellas, la necesidad de contar con nuestra historia, que es la de quienes nos han enseñado lo que sabemos sobre socialismo y sobre sindicalismo. ¡Que distinta sería la moral en el Partido Socialista si el trabajo sindical fuese algo consustancial a la militancia! ¡Que distinto Partido Socialista tendríamos si se hubiese apartado a tiempo a todos los que se han corrompido por unos dineros, sencillamente porque no sabían donde estaban, porque no saben nada de lo que la UGT y el Partido Socialista han significado!

L. de Guereñu Polán. 

2 comentarios:

Xesús dijo...

Enhorabuena. Magnífico artículo.

L. de Guereñu Polán dijo...

Gracias.