viernes, 5 de octubre de 2012

Muerte de un socialista

Luis Gómez Llorente
Creo que no puede, este foro, dejar de constatar la muerte del socialista Luis Gómez Llorente. Diré solo algunas cosas sobre el conocimiento personal que tuve de él y sobre su biografía y andadura en la vida. Le conocí en 1976, al tener la suerte de que me lo presentaran Pablo Castellanos y Manuel Espárrago; tuve la suerte de que estuviese en mi casa, donde hablamos largo y tendido sobre la situación política del momento, sobre el socialismo y la obra que le correspondería hacer. Dio una conferencia aquel mismo año en Pontevedra, con un público que abarrotaba el espacio disponible como nunca se vio en la pequeña ciudad gallega. De él sí he aprendido grandes cosas, comportamientos, coherencias, experiencias que él vivió y que me han servido para hacerme con un ideal que tengo como mi mejor patrimonio.

Pausado en el hablar, reflexivo, nunca exagerado en el tono, quiso un partido socialista que no fue, aunque contribuyó como pocos a extenderlo por España muy pronto. Sacrificado y altruista, jamás aceptó se le pagasen los gastos de sus desplazamientos a Galicia. En Santiago, A Coruña, Lugo, Pontevedra, Ourense, A Estrada, Chantada, Tui, Lalín, Vilalba, Ribadeo, Vilagarcía, Ordes, Carral, Redondela, Vila de Cruces, O Barco, Monforte y otras muchas villas de Galicia, incluso aldeas, le conocieron unos vecinos que, entusiasmados con su palabra, se afiliaban luego al Partido Socialista en aquelos últimos años setenta. 

Escritor, profesor, desarrolló su labor profesional en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares, pero antes había publicado multitud de artículos, varios libros sobre la historia del socialismo, sobre el espartaquismo alemán, sobre la educación pública y sobre el movimiento obrero. Luchador en la clandestinidad contra el franquismo, partidario de un estado laico y del laicismo, por el que fue combatido impiamente por la jerarquía católica, diputado en las Cortes constituyentes, también fue afiliado a la Unión General de Trabajadores, donde cumplió funciones muy importantes de formación teórica y sindical. Miembro de Izquierda Socialista, fue un marxista convencido y reflexivo, crítico y coherente, sin que para él tal  "etiqueta" representase otra cosa que su compromiso con las ideas de la izquierda y con las clases trabajadoras de todos los países.

No se le habrá visto en las tertulias televisivas solo porque se pagan bien; no se le habrá visto armando bulla para estar en un puesto apetecido, ni en escándalos que han herido tanto al Partido Socialista; no se le habrá visto más que con su palabra, con su ejemplo, con su acción militante, y cuando no ha estado de acuerdo se le habrá visto un discreto apartamiento de la primera línea, que practicó ya desde hace tiempo. Quizá los años nos demuestren, más que ahora, el gran hombre, el gran socialista, el gran pensador que se nos ha ido y por el que, de momento, no tenemos más que sentirlo profundamente. 

L. de Guereñu Polán.

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