Isla de Toralla, en Vigo |
Primero fue la amnistía para todo aquel que hubiese estafado dinero al Estado, lo hubiese ocultado para no pagar impuestos o lo hubiese evadido. De esta forma los proxenetas, afectos al tráfico de mujeres para la prostitución, habiendo amasado fortunas, pueden legalizar sus ganancias pagando una cantidad simbólica a la Hacienda pública; igual pasa con los especuladores del suelo, con los usureros de los bancos, con los empresarios que se han quedado con las plusvalías generadas por sus trabajadores y han puesto el dinero a buen recaudo; de igual manera quien haya obtenido fortunas con el juego, con actividades delictivas como la estorsión, el secuestro, el fraude, la fasificación de documentos públicos, cohechos y otras perlas.
Ahora toca el turno a otros amigos del Gobierno: los dueños de grandes complejos hoteleros a pie de playa, los dueños de grandes bloques de edificios construidos ilegalmente según la actual ley de costas, los dueños de las urbanizaciones levantadas a base de recalificaciones de suelo a cambio de dádivas y estipendios a los alcaldes corruptos. No se piense que el Gobierno quiere favorecer a los dueños de los "chiringuitos" playeros, ni a los vecinos de barriadas chaboleras construídas por necesidades imperiosas en zonas a proteger (muchas de estas ya están derruídas); no. El Gobierno se ha dejado tentar por la presión de los grandes propietarios del suelo, por los grandes dueños de fincas y solares, por los grandes especuladores de la construcción, los culpables de la "burbuja" inmobiliaria que nos atenaza.
Por eso ahora se ha apresurado, con su sucursal en la capital de España, a llevar a cabo, con un mafioso del juego, un gran complejo ladrillero llamado escandalosamente "Eurovegas". La Presidenta de la sucursal madrileña del Gobierno ha dimitido: dicen las malas lenguas que para beneficiarse -sin el riesgo de ocupar cargo público alguno- de la operación inmobiliaria; dicen otros que a la espera, agazapada, de que el Presidente del Gobierno se despeñe más tarde o más temprano y pueda surgir ella como Ave Fénix. Esto es lo de menos: lo peor es la segunda amnistía a los poderosos, a los que se adueñan del país... y quizá venga la tercera.
L. de Guereñu Polán.
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