viernes, 19 de octubre de 2012

Sinvergüenzas


La Xunta de Galicia ha tenido sin aplicación la Ley de Dependencia durante más de tres años. Muchas personas en nuestra comunidad, que forman parte de ese abultado número de mayores, junto con otras muchas personas que son dependientes de todas las edades, han estado desatendidas porque el Presidente y sus Conslleiro@s han estado ocupados con unos tales Pego, Méndez y Gayoso, pero no para combatirles, sino para darles palmaditas en la espalda (si los testimonios gráficos no abundasen tanto no me atrevería a decir esto). 

Ahora sí, en vísperas de las elecciones, el Presidente y su risueña Conselleira se apresuran a poner en práctica la Ley de Dependencia, aprobada durante el Gobierno del señor Zapatero, para ver si arañan algún que otro voto. Hay que ser miserables para hacer política electoral con las personas que más lo necesitan: con aquellos que han de ser ayudados para alimentarse, para asearse, para acostarse o para salir a la calle. "Cientos de casos de dependencia -dicen los medios- se aceleran mediante cartas que los usuarios reciben de la Xunta" con el objeto de perdirles implícitamente el voto a cambio de incluirles entre los beneficiarios de aquella ley. Mientras tanto parece que no eran dependientes para la Xunta de Galicia. 

Esto demuestra la poca altura moral, la miseria política, la concepción viciosa que tiene de los asuntos públicos el partido que ha gobernado Galicia casi siempre durante la democracia (antes gobernaban sus parientes desde Madrid). Varios miles de personas en Galicia han recibido la respuesta de que las ayudas a los dependientes estaban "paradas": no importaba que se tratase de personas con problemas psicomotrices o de visión, que se gastasen casi todos sus magros ingresos en una persona para que las atendiesen o cualquier otra circunstancia que todos conocemos porque vivimos entre personas muy mayores, personas muy dependientes, personas que han tenido la mala suerte de sufrir accidentes cuyos resultados son irreversibles. Ojalá hubiese elecciones todos los meses para ver si los miserables que nos administran atendían las necesidades de los más necesitados, aunque solo fuese por motivos electorales, porque no tienen otras motivaciones quienes están en la política para otra cosa. 

L. de Guereñu Polán.

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