lunes, 24 de diciembre de 2012

David Salomon

David Salomon
Uno de esos hombres que, cuando era muy joven, decidió dedicar buena parte de su juventud a luchar por la libertad y contra el fascismo; tuvo el arrojo de pasar penalidades, hambre, temores horribles, frío y calor, la proximidad de la muerte, pero superó todo hasta que fue canjeado por italianos tras la segunda guerra mundial.

Primero participó como brigadista en la guerra española de 1936, luchando en la batalla del Ebro; antes lo había hecho en Teruel y en otros puntos de Aragón. Se marchó de casa a la edad de 18 años sin decir nada a sus padres, lo que -según cuenta Natalia Junquera- le produjo remordimientos, sabiendo el dolor que les habría causado. Cambió so nombre "Salomon" por el de "Lomon", aconsejado por si era apresado, como lo fue, y tratado como el judío que era. La decisión quizá le salvó la vida.

Capturado por soldados italianos, fue enviado a un campo de internamiento en Palencia. Recuerda en sus memorias que en España tuvo que usar armas antiguas, ametralladoras rusas; que comía mal: carne de burro, sardinas y alubias... Admiró a la gente de España, pobre y resistente. Una bomba estuvo a punto de acabar con su vida; inconsciente, despertó más tarde en manos de una división italiana: era marzo de 1938 y la guerra estaba perdida para la República española. 

Le llevaron al monasterio de San Pedro de Cardeña, ya hecho ruinas, hacinado junto con otros que murieron. Cuando nuestro país le concedió el pasaporte español en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, recordó en más de una ocasión que, tras la guerra de España, sirvió en el ejército británico durante la II guerra mundial. ¡Que juventud la de este hombre que puede servir como ejemplo de muchos otros, junto con mujeres que hicieron de soldados, que practicaron el sabotaje, que sufrieron las ausencias y la pobreza!

Ha muerto ahora a la edad de 94 años. Su porte y su rostro son los de un hombre digno: sereno, se dejó fotografiar el año pasado, pensativo y orgulloso de haber cumplido con el deber de sus ideales. ¡Honor a David Salomon y a los que como él arriesgaron su vida -pudiéndola perder como muchísimos- por salvar la libertad de todos nosotros!

L. de Guereñu Polán.

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